sábado, 16 de mayo de 2015

Tácticas de Combate en Zona Urbana nº7

DEFENDER UNA CASA

Cuando se defiende una posición estática, una de las prioridades es impedir como sea que el enemigo pueda acercarse a la misma. Esto puede hacerse de dos maneras. En primer lugar, concentrando la máxima potencia de fuego contra el avance de las tropas de asalto, y en segundo, poniendo obstáculos en su camino. Esto último ralentizará su ataque y lo hará más difícil y peligroso, pues obligará al asaltante a seguir por unas rutas que previamente habrá elegido el defensor. En esta entrega de las técnicas de combate urbano veremos el tipo de obstáculos que emplean los soldados del Ejército norteamericano para defender pueblos y ciudades.

Los obstáculos se dividen en dos categorías: los pensados para detener a las tropas a pie; y construcciones mayores y más complejas concebidas con el fin de detener vehículos, desde simples jeeps a medios acorazados.

Los obstáculos antipersonal son ligeros —las barricadas y las alambradas son los más comunes—, pero esto no significa que se puedan levantar rápidamente. Las alambradas se suelen emplear en combinación con varios tipos de artificios explosivos para crear un obstáculo en profundidad. Las minas son particularmente idóneas debido a la dificultad de neutralizarlas: aparte de estar diseminadas por una amplia área, su detección y desactivación pueden costar vidas.

Si un campo de minas es apoyado con fuego de armas individuales y colectivas de tiro tenso, el paso a través de él será difícil y costará al enemigo un buen número de bajas.

¿Dónde colocar una alambrada?


Como sucede con cualquier otra posición defensiva, la situación es muy importante. Un obstáculo minado y alambrado no sirve de nada si el enemigo puede rodearlo.

Deben elegirse lugares como cruces de calles, y callejuelas y pasajes estrechos, pero no hay que olvidar a los edificios propiamente dichos. Una habitación llena de alambre de espino es un obstáculo muy difícil de salvar. Debido a su escasa entidad física, el alambre resiste muy bien los efectos de las cargas de demolición explosivas.

Salvo que el enemigo consiga lanzar un vehículo contra las alambradas y abrir un pasillo, seguramente no tendrá más opción que acercarse y cortarlas a mano o volarlas, una perspectiva nada interesante cuando se está bajo el fuego automático proveniente de posiciones dominantes. Pero si, además, se han añadido "trampas para bobos" al obstáculo, la tarea es casi imposible. 

El alambre de espino en espiral o alambrada plegable (o concertina) es muy fácil de manejar y colocar. Se presenta adujado en rollos, pero, una vez liberado, se despliega formando una especie de barrera tan alta como profunda. Y, desde luego, no es de ese tipo de alambre que puedas ver en los prados para retener a las reses. 

En vez de pinchos, presenta unas pequeñas hojas muy afiladas (como menudas hojas de afeitar) capaces de abrir al instante incluso los guantes más gruesos. Enfrentado a tres o cuatro filas de concertina que quizá le llegan a la altura de la cabeza, el infante está atrapado. No le queda más opción que buscar otra vía de aproximación al objetivo. 

Sólo los vehículos acorazados pueden penetrar fácilmente a través del alambre, pero para tal eventualidad habremos colocado minas contracarro delante del obstáculo, allí donde nuestro fuego automático impedirá que puedan acercarse los zapadores con sus detectores. 

Bien combinadas, las alambradas y las minas constituyen una forma muy barata de detener el avance enemigo, pero levantar una barrera eficaz requiere tiempo. 

El alambre de espino también puede colocarse dentro de las casas. Cualquier cosa que pueda retrasar al enemigo, favorece al defensor. Colocaremos la concertina en pasillos y escaleras, llenando todo el espacio posible. Si no es posible fijar el alambre al suelo, las paredes y los techos, lo desplegaremos en estacas de madera para impedir que los asaltantes intenten apartarlo empujando con puertas u otros escudos improvisados. 

No hay que olvidar las azoteas, que deberemos defender contra tropas heliportadas y soldados a pie. En los terrados mezclaremos la alambrada con gruesas estacas de madera o metal para impedir que los helicópteros se acerquen demasiado. 

También colocaremos alambre de espino en las barandas de los terrados para que el enemigo no pueda utilizarlos para pasar de una casa a otra ni para hacer rappel desde los tejados a las ventanas de los pisos superiores. 

La concertina es, asimismo, un buen obstáculo en las ventanas. Los defensores pueden hacer fuego a través de ella, pero impide que el enemigo pueda entrar por ellas. Y si es lo bastante tupido, el alambre de espino impedirá incluso la entrada de granadas de mano, aunque lo mejor será reforzarlo con tela metálica. 

Situada y asegurada de la forma conveniente, una alambrada es un obstáculo impenetrable en túneles y alcantarillas, más aun si se combina con minas y trampas explosivas. 

Trampas para carros


Sin embargo, la alambrada no sirve de mucho frente a los vehículos. Sólo tres obstáculos detendrán a un carro: una barricada contracarro preparada expresamente, como los caballos de Frisia (que consisten en tres vigas de acero de 1 a 2 metros de largo soldadas y empernadas en dos cruces tridimensionales) en número suficiente para llenar toda una calle; una pila de cascotes o vehículos llenos de escombros, tan pesados que el carro no pueda empujarlos a un lado; o un socavón o embudo de bomba que ocupe toda la anchura de la calle. 

Pero incluso en estos casos será necesario unir los obstáculos con minas contracarro y contrapersonal, y cubrirlos con fuego tenso automático. No se trata tanto de cerrar el paso a perpetuidad como de detener al carro lo bastante para que pueda cazársele con un lanzagranadas o, mejor todavía, un misil. 

Una forma de cerrar una calle es llenar de alambrada la travesía y volar las casas de los alrededores. Las minas y trampas explosivas colocadas entre los escombros harán mucho más difícil la labor de limpieza. 

Otra manera es llenar varios vehículos con cascotes y tierra, llevarlos hasta el cruce de calles y dejarlos allí bloqueando, cubiertos siempre por fuego automático. 

Si no se dispone de vehículos pesados, una solución es conseguir cuatro coches y colocarlos en forma de cuadrado. A continuación se vuelcan sobre un costado y se llena el espacio central con tierra y escombros. Si se puede echar cemento en el interior y por fuera, tanto mejor. 

Minas y trampas


Las minas pueden ser desde unos cuantos gramos de explosivo plástico mezclado con clavos o cualquier trozo de metal, hasta ingenios producidos industrialmente y capaces de reventarle una oruga a un carro de 60 toneladas. Pueden ser del tamaño de una moneda o tan grandes como una papelera. Las minas de plástico no contienen partes metálicas, por lo que no pueden ser descubiertas con detectores de metales. 

Las minas son tan eficaces cuando están cubiertas con fuego automático, como cuando el defensor las coloca en lugares que no pueda observar en todo momento. 

Pero, debido a que son activadas por el movimiento, pueden ser tan peligrosas para las tropas amigas como para el enemigo. Nunca deben colocarse minas y trampas explosivas sin anotar su situación y registrarla en un plano o mapa. 

También es importante la forma de disparo. Puede ser por cable, por presión o por ausencia de ésta, o bien por algún dispositivo de control remoto. Otra cosa que debe anotarse en el plan de minas es el artificio de disparo de cada mina. 

Cuando se mina un edificio o un trecho de terreno, debe haber señales que así lo indiquen. Estos signos por sí solos pueden debilitar la moral del enemigo y obligarle a moverse con más lentitud y cautela, lo que a veces bastará para hacerle caer bajo el fuego del defensor. 

La imaginación puede ser muy importante cuando se decida cuándo y dónde colocar tales avisos. El defensor da la información correcta a las fuerzas propias y deja que el enemigo piense lo que le plazca. Después de todo, los carteles son mucho más baratos que las minas. 

Por esta razón, debe saberse siempre dónde uno ha colocado todas las minas. De lo contrario, la sustitución de una unidad por otra podría ser muy peligrosa para la recién llegada. Cada unidad debe tener un hombre —y uno de reserva por si le sucede algo al primero— entre cuyas tareas esté el control e información sobre los campos minados propios.

Ralentizar


Las minas y trampas explosivas no deben colocarse de cualquier manera. Por supuesto, hay lugares evidentes donde situarlas, como debajo de los escalones, en el alféizar de una ventana o detrás de una puerta, pero la disposición debe ser variada para obligar al enemigo a detenerse y buscar los explosivos. Si una mina consigue ralentizar a un atacante lo suficiente para que el defensor pueda hacer fuego sobre él, ha sido tan eficaz como si hubiese sido detonada. 

Los artificios explosivos deben colocarse en profundidad. Si descubre uno, quizá el infante enemigo se confíe un poco, lo suficiente para ser alcanzado por el siguiente antes de que haya tenido tiempo de concentrarse de nuevo en la tarea. La mina antipersonal M14 del US Army es ideal para este fin. Es pequeña —como una moneda de diez duros— y puede ocultarse fácilmente, y, como está hecha enteramente de plástico, es muy dificil de detectar. Pese a su tamaño, puede ocasionar una herida muy fea. 

La granada antipersonal M16, mucho mayor, es ideal para cubrir grandes superficies, como azoteas, patios y sótanos. Lo mejor es activarla desde un lugar a treinta o más metros de distancia, con un cable o cuerda fijado a su pasador de seguro. Quizá los asaltantes verán el cable de disparo, pero para entonces estarán en una posición tal que no les servirá de nada el hallazgo. 

Explosivos Plásticos

Las minas Claymore actúan exclusivamente por la acción explosiva. Podemos fijar metralla en torno a ella para convertirla en una mina antipersonal o utilizarla para demoler paredes. Asimismo, pueden extraérsele los 675 gramos de explosivo plástico que contiene y emplearlos para hacer pequeñas "trampas para bobos". El explosivo plástico es bastante seguro de manejar. Puedes tirarlo, darle con un martillo e incluso utilizarlo como combustible cuando no tengas otra cosa a mano. Para hacer explosión necesita un detonador. Debido a que es como una plastilina, es ideal para preparar trampas. 


Las minas contracarro M15, M19 y M21, más pesadas, pueden usarse con o sin cable disparador. Si se emplean tal cual, se colocarán en un lugar en el que el carro al que inmovilicen quede obstruyendo el paso. 


PRENDAS Y EQUIPO


1. El equipo ha de ser el mínimo imprescindible para que puedas moverte libremente dentro de la casa y a través de boquetes y ventanas. Debes llevar la máscara antigás, agua y toda la munición que puedas.

2. Los chalecos antibala con cartucheras y bolsillos integrados son mejores que los correajes ordinarios. pues en ellos el peso está mejor repartido y no se engancharán cuando pases por sitios difíciles.

3. Un complemento vital son unos protectores auditivos. Deben reducir el fragor del tiroteo pero permitirte oír las voces de mando.

4. Consigue rodilleras y coderas, que empaparás en agua antes de entrar en combate.

5. Lleva puestos el casco y las gafas de plástico para proteger el rostro y los ojos del polvo y los fragmentos de ladrillos.

6. Lleva contigo dotaciones adicionales de apósitos de campaña y morfina.


PUESTOS DE TIRO 


En primer lugar habrá que reconocer el terreno para delimitar los sectores de tiro y ver la forma en que éstos pueden solaparse. Después se decidirá dónde abrir las troneras en las paredes. También debe tenerse en cuenta el camuflaje; las aberturas como las de la ilustración de arriba atraerán el fuego enemigo. La idea es poder ver sin ser visto, matar sin que te maten. En defensa, la ventaja reside en que no hay que moverse y que, en una ciudad, hay muchos lugares en los que protegerse. Actúa profesionalmente y no pongas en evidencia tu puesto de tiro.

Abre las troneras necesarias para cubrir los sectores de tiro: quizá debas preparar varios para cada soldado. El camuflaje es muy importante: éste es un buen ejemplo de cómo no hay que hacerlo.

En el camuflaje lo que cuenta es la imaginación. Abre una tronera y cúbrela con una puerta, o hazla pasar por un impacto de proyectil.

El mejor camuflaje es aquel que te permita ver y disparar a través de él, y te mantenga oculto en la sombra



Soldados Rumanos repelen un ataque simulado a un edificio por parte de tropas Estadounidenses y Macedonias en el marco del Ejercicio Saber Junction.


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