domingo, 28 de junio de 2015

Tácticas Antiguerrilla nº2

EMBOSCAR A LA GUERRILLA

Entre el monte bajo y la hierba alta, cerca de un recodo de la abrupta pista que conduce a una zona de descanso de la guerrilla, casi puedes oír la caída de una hoja, pero es un silencio artificial Toda el área está ocupada por los hombres de la Compañía Y del 5.° Batallón de Infantería sudafricana, que esperan, emboscados, al grupo guerrillero del que saben que incluye a un jefe local. Su tarea es capturarlo vivo y eliminar a cuantos de sus escoltas puedan. En la retaguardia han quedado los rastreadores y sus perros, listos para perseguir en caliente a cualquier guerrillero que escape. Los helicópteros esperan para transportar a la fuerza de ataque.

Todo un arte

En esta sección sobre las tácticas antiguerrilla tomada del manual de operaciones antiguerrilla de las Fuerzas de Defensa de Africa del Sur (FDAS), descubrirás cómo montar y ejecutar operaciones de emboscada. Desde 1985, fecha en la que las FDAS comenzaron tales operaciones (denominadas oficialmente ATOPS, por AntiTerrorist Operations), los sudafricanos han convertido la emboscada en todo un arte. 

La mayoría de ellas se tienden como resultado de la información recibida de confidentes, de guerrilleros capturados a los que se doblega en los interrogatorios, o de agentes infiltrados. También es posible que la emboscada sea el resultado de meses de cuidadoso análisis de los movimientos de la guerrilla, establecidos por medio de distintas fuentes. 

Muchas veces una emboscada se prepara para eliminar cuantos guerrilleros sea posible o bien su objetivo es una única persona 

Los hombres adecuados


El tamaño de la partida se decide muy al principio. Puede variar desde cuatro hombres a toda una compañía, pero no debe ser más numerosa de lo estrictamente necesario. Cuanto más pequeña, más fácil resulta su infiltración hasta la posición y son menores las posibilidades de alertar al enemigo antes de que se adentre en la zona de aniquilamiento. 

Los hombres han de ser los mejores de que se disponga, incluso si para ello es necesario separar equipos ya consolidados. No es extraño encontrar a un jefe de compañía encabezando un grupo de emboscada de seis hombres, si así se tiene la mejor oportunidad de éxito. Dado que una emboscada perfecta depende más que nada de un preciso horario, las tropas han de ser muy disciplinadas. Su instrucción ha de ser soberbia, ya que habrán de trasladarse hasta sus posiciones sin dejar ni rastro. 

Planeamiento

Dado que las emboscadas se planean con bastante anticipación, el jefe de la fuerza de ataque puede decidir exactamente lo que se ha de hacer e incluso ensayarlo, si puede encontrar un lugar parecido lo suficientemente lejos de la zona real de emboscada. Sin embargo, esta demora entre la planificación y la ejecución crea algunos problemas de seguridad. Unas cuantas palabras de más en un bar, o incluso en los barracones, donde puedan oírlas empleados civiles que puedan ser simpatizantes de la guerrilla, pueden arruinar la operación. O, peor aún, pueden servir para que el enemigo les tienda a su vez una contraemboscada. Las órdenes tajantes han de ser no hablar sobre la operación. Ni entre los compañeros, ni por teléfono, ni siquiera en las cartas a casa. 

Señales y Órdenes

Sólo un buen sistema de señales permite al jefe mantener el control absoluto de la operación y ello es esencial. Cada miembro de la partida debe saber instantáneamente cuándo comenzar a disparar, cesar el fuego, cambiar a blancos secundarios, reagruparse, iniciar las operaciones de explotación y concluir. 

Con frecuencia, las órdenes se darán mediante señales, lo que implica que el jefe ha de estar situado donde todos sus hombres puedan verle. Esta posición ha de ser a la cabeza o a la cola de la emboscada. Si es a la cabeza, el comandante puede decidir cuándo dar la muy importante orden de abrir fuego. Pero como esta posición no es la mejor para controlar el resto de la acción, se sitúa a la cola y deja esa tarea a su segundo en el mando. 

Cualquier miembro de la fuerza de ataque podrá, sin embargo, iniciar el fuego si sospecha que el enemigo les ha descubierto. La señal de cese de la operación es la más importante, ya que se han dado casos de que algún grupo no la ha recibido y ha permanecido en sus puestos, abriendo fuego luego sobre sus compañeros que se retiraban.

Situarse en posición

Cuando se tiende una emboscada debe considerarse a la población local como hostil y situarse en posición en el secreto más absoluto. Ello implica desplazarse bajo el abrigo de la oscuridad la noche antes de la emboscada, esconderse y permanecer ocultos. Y ahora, a esperar, quizá varias horas o incluso algunos días. 

Si el periodo de espera va a ser más o menos de nueve horas, la fuerza se divide en dos "turnos", uno en alerta y el otro descansando oculto. Vivirán de las raciones de campaña que cada hombre lleve, no fumarán, no encenderán luces ni cerillas y mantendrán un absoluto silencio. 

Vivaques

Si el período de espera es de días, es preciso organizar la vida de forma más compleja. Si es posible, se establecerá una zona de descanso lejos del lugar de emboscada. Se limpiarán senderos entre esta zona y la de emboscada, de modo que los desplazamientos puedan hacerse en silencio. 

Si la partida de emboscada es muy grande, debe dividirse en tres grupos: uno en alerta, uno en descanso en sus puestos y un tercero en la zona de descanso de retaguardia. A la hora del relevo, el grupo de alerta pasa a la zona de descanso, los segundos pasan a alerta y la partida entrante se convierte en la de reserva. 

Incluso en una emboscada a largo plazo, todos los alimentos han de ser precocinados y se ha de contar con un adecuado suministro de agua. 

Emboscadas nocturnas

Los guerrilleros prefieren moverse de noche, por lo que esas serán las horas en que se les atacará con mayor frecuencia. Es relativamente fácil permanecer ocultos durante la noche, pero es bastante más difícil el tiro de precisión sin iluminación, cosa que el jefe ha de considerar a la hora de planificar. 

Las armas automáticas dispararán a lo largo de líneas fijas y el sector de tiro de las armas portátiles debe ser controlado —seguramente clavando estacas en el terreno para limitar los desplazamientos a un lado y otro— para reducir el riesgo de que el fuego alcance a los miembros del equipo. 

Comunicaciones nocturnas

El sistema de comunicaciones habrá de cambiarse, obviamente, ya que las señales visuales son imposibles y tampoco pueden utilizarse linternas. Tanto el contacto manual como las cuerdas de señales son eficaces, aunque engorrosos. Para facilitar la comunicación, los tiradores estarán más próximos entre sí que durante las operaciones diurnas. 

Es importante también que la partida permanezca absolutamente quieta. Así se estará seguro de que cualquier movimiento pertenece al enemigo y se podrá disparar sobre él con tranquilidad. 

La fuerza de ataque estará en posición antes del anochecer, incluso si para ello se ha de caminar durante toda la noche anterior y luego permanecer inmóviles durante todo el día y parte de la noche. 

Cualquier guerrillero que consiga escapar de la zona de aniquilamiento permanecerá tirado en tierra y tratará de ocultarse hasta que la fuerza de ataque se retire. La mejor forma de encontrarlos es con perros, ya que el olor del sudor del miedo y el esfuerzo los llevará directamente hasta ellos. El grupo de perros ha de permanecer por tanto cerca, listo para entrar en acción tan pronto cese el ataque. 

Limpieza profunda


Si no se dispone de perros, la mejor alternativa es una limpieza en orden cerrado, con las armas automáticas situadas de forma que den cuenta de cualquier guerrillero levantado por la línea de batidores. La zona se explorará cuidadosamente, comparando la cuenta de cuerpos con las estimaciones previas del número de enemigos. 

Los prisioneros se mantendrán aislados unos de otros y no se les permitirá que hablen o se comuniquen entre sí. No se les debe interrogar, dejando esa tarea para los oficiales de información. De lo contrario puede que proporcione más información de la que obtenga. Los prisioneros serán cuidadosamente cacheados e inmovilizados, pero no se les tratará con brutalidad. No se les permitirá fumar, pero se les darán alimentos y agua en pequeñas cantidades. 

Las bajas se evacuarán rápidamente y la mejor forma es en vehículos o, preferiblemente, en helicópteros. Los sanitarios habrán esperado en un lugar seguro, disponibles al menor aviso. 

El calor del momento

Una emboscada es como una pistola con un pelo por disparador, cargada y amartillada y sin el seguro. Los accidentes son frecuentes, ya que todos los hombres están con los nervios de punta, esperando la llegada del enemigo. Cualquier movimiento puede bastar para iniciar el tiroteo y nadie se detendrá si cree que alguien le está disparando. Es muy importante que las fuerzas propias se mantengan alejadas una vez la partida se haya emboscado pues de lo contrario podrían delatar su existencia y/o posición a un posible enemigo. 

Claves para una emboscada con éxito 

1- Suficiente y buen entrenamiento en tácticas de emboscada. 

2- Planificación cuidadosa. 

3- Seguridad plena en todas las etapas. 

4- Buen ocultamiento. 

5- Inteligente elección del lugar. 

6- Buena disciplina de combate sobre todo de noche. 

7- Tiro preciso. 

Planeamiento de una emboscada 

Recuerda las siguientes tres reglas cuando planees una emboscada: 


1- Accesos: La información puede inducirte a esperar al enemigo en una determinada dirección, pero en realidad puede que venga por cualquier sitio. Tu emboscada ha de cubrir todos los accesos. 


2- Zonas de aniquilación: La zona de aniquilación es la clave de una buena emboscada. El enemigo ha de ser sorprendido con un fuego cruzado del que no pueda escapar. 


3- Profundidad: La experiencia ha demostrado que los guerrilleros se dispersan con sorprendente velocidad a las primeras ráfagas. Monta otros grupos de emboscada situados para tirar sobre los que escapen. 

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