viernes, 7 de marzo de 2014

Tácticas de Combate en Zona Urbana nº3

DESALOJANDO LOS EDIFICIOS

Cuando se penetra en un edificio en el que hay fuerzas enemigas, la granada desplaza al fusil como arma fundamental. En las operaciones de desalojo de edificios —que constituyen, probablemente, el trabajo más peligroso que deba realizar un soldado— no hay tiempo para preguntarse cómo va a reaccionar el enemigo. Hay que anticiparse al contrario y actuar con rapidez y seguridad arriesgando lo menos posible la vida propia y la de los demás miembros del equipo. Esta sección del manual de combate urbano está dedicada al desalojo de edificios habitación por habitación, así como a preparar posiciones defensivas una vez expulsado el enemigo.

Observar el exterior

El movimiento en edificios plantea dos problemas fundamentales y sólo uno de ellos proviene del interior de los mismos.

El soldado dedicado a operaciones de desalojo de edificios debe recordar siempre que las fuerzas enemigas en el exterior son tan peligrosas como las que ocupan la casa. Hay que evitar pasar frente a las ventanas, los pasillos o boquetes abiertos en las paredes. Si no hay más remedio que cruzar frente a ventanas que pudieran ser batidas por el enemigo, debe hacerse pegado a la pared del fondo de la habitación, o bien reptando o gateando por debajo del umbral de las mismas. 

Dentro de una casa, las áreas más peligrosas son los pasillos y pasadizos. Las habitaciones que dan a los mismos son excelentes escondites para el enemigo, que puede emboscar a las fuerzas que intentan desalojar el edificio. Cuando haya que moverse por un pasillo o unas escaleras, debe hacerse pegado a la pared para ofrecer el menor blanco posible. Cuando se deba doblar una esquina, se actuará como si se fuera a entrar en una habitación

Asegurar las Alturas


Cuando el resto del equipo penetra en el edificio en manos del enemigo, en el tejado queda un grupo de protección contra posibles contraataques. Con una carga de demolición, el equipo de asalto abre un agujero en el tejado o la pared de la casa colindante y comienza a desalojada de arriba a abajo. Pueden utilizarse otras cargas para abrir orificios que eviten emplear las escaleras, generalmente minadas.

Cubrir las entradas: Una vez tomado el edificio todas las entradas y accesos deben ser vigilados por una escuadra de protección. Se prestará especial atención a los tejados y sótanos.

Escuadra de seguridad: Debe dejarse en retaguardia una escuadra de protección contra posibles acciones del enemigo y como enlace con las fuerzas amigas que vengan detrás. Un edificio debe ser protegido de arriba a abajo: es importante controlar los sótanos.

Entrada por el techo: los tejados y las paredes superiores son más delgados que los muros bajos de un edificio y requieren una carga explosiva menor para abrir un boquete de entrada

Batir el tejado: La zona del tejado de la casa objetivo puede batirse con una ametralladora. Eso mismo puede aplicarse en el desalojo de habitaciones de paredes delgadas, disparando a través de las mismas y de los techos.

Nunca se debe dejar nada al azar

Al aproximarse a una habitación debe tenerse en cuenta la posibilidad de que el enemigo haya colocado trampas explosivas. Estos ingenios mortíferos son bombas ocultas con mecanismos de disparo convenientemente disimulados. Aunque por lo general se colocan al evacuar una posición, también pueden utilizarse en la defensa de edificios.

Si se tienen presentes algunas reglas elementales se reducirá el riesgo de saltar por los aires. No deben tocarse elementos domésticos habituales, como pueden ser los interruptores de la luz o los pomos de las puertas. No debe caerse en la tentación de coger recuerdos u objetos de valor, ya que puede ser lo último que se haga. Un atractivo reloj de oro dejado sobre una mesa puede ser, en realidad, el disparador de una bomba oculta bajo el mueble. Debe vigilarse por dónde se pisa: un lugar idóneo para colocar trampas explosivas es, precisamente, en los sitios de paso obligado, como son las escaleras.

Siempre que sea posible elegiremos el camino más difícil, pues puede que ello nos salve la vida. Pensemos que el enemigo ha tenido todo el tiempo que ha querido para colocar trampas explosivas. Nunca debe intentarse desactivar esos dispositivos: eso es tarea de los ingenieros. Si se descubre una trampa, debe señalarse su posición con cinta adhesiva, tiza o pintura en aerosol, y alejarse de ella.

Trampas Explosivas


Es peligroso relajarse después de haber tomado un edificio, pues el enemigo puede haber dejado dentro trampas explosivas. Estos dibujos muestran lugares posibles de colocación de dispositivos.

Las granadas

En el periodo de instrucción básica se enseña a los soldados que el fusil es su mejor amigo. Sin embargo, cuando se debe desalojar una casa, la granada reemplaza al fusil en el orden de afectos. Su poder explosivo es reforzado por el propio espacio cerrado de las habitaciones y proporciona una fuente de potencia de fuego mucho más rápida en una situación en la que el factor velocidad es sinónimo de seguridad. 

Cuando se vaya a entrar en una habitación no debe hacerse uso del pomo de la puerta; podría estar unido a una trampa explosiva y, además, su movimiento advertiría al enemigo que ocupa la habitación. En lugar de ello, dispararemos una corta ráfaga a través de la puerta y la abriremos de una patada. Si es una puerta demasiado fuerte o pesada, dispararemos cartuchos de postas contra las bisagras y derribaremos la puerta a patadas. Lo primero que ha de cruzar el umbral de una puerta no es el pie, sino una granada. Pero antes hay que dejarla "calentar": extraemos el sotrozo, liberamos la palanca de seguridad, esperamos dos segundos y la arrojamos.

Fuego automático


Debe entrarse deprisa, tan pronto como la granada haya explosionado, y disparar una ráfaga con el fusil. El primero que entre se situará de espaldas a la pared, preparado para hacer fuego sobre cualquier objetivo en el interior. No debe intentarse hacer fuego selectivo ni apuntar, sino ráfagas de dos o tres disparos. El segundo hombre que entre en la habitación debe inspeccionarla con cuidado. Para ello, está protegido no sólo por su otro compañero en el interior de la habitación, sino también por el grupo de apoyo desde el exterior de la puerta.

Debemos mantener siempre informado al grupo de apoyo. Cuando tengamos la seguridad de que la habitación está desocupada o sus ocupantes anulados, lo anunciaremos en voz alta; cuando vayamos a salir lo advertiremos nuevamente. Aplicaremos estas reglas cuando vayamos a subir o bajar un trecho de escaleras.

No hay que caer en el error de actuar de la misma forma en cada habitación. Un enemigo advertido, oculto a la espera de acontecimientos, puede deducir cuál será nuestro próximo movimiento y en qué momento vamos a llevarlo a cabo. En lugar de seguir un modelo reiterativo, debe variarse la forma de entrar en cada habitación. Podemos recurrir a las cargas de demolición o a las minas contracarro ligeras para abrir boquetes en las paredes con el fin de aparecer desde la dirección más inesperada.

Combate en el Interior

El desalojo de un edificio requiere coordinación y trabajo en equipo, así como un empleo profuso de granadas y minas de demolición. Puede dispararse directamente través de tabiques y techos delgados pero el enemigo puedo hacer otro tanto.

Antes de entrar en una habitación, debe "calentarse" una granada extrayendo el sotrozo y la palanca de seguridad, esperando dos segundos y arrojándola con fuerza al interior. De lo contrario, el enemigo puede recogerla y devolverla .

Cuando haya explosionado la granada, un hombre entrará corriendo a la habitación, se situará junto a la puerta y hará fuego automático. Ahora ocupa una posición para observa toda la habitación

Una vez dentro, los objetivos prioritarios son la escalera y las habitaciones desde las que se dominen los accesos al edificio. Es vital aislar al enemigo en el edificio, así como impedir que reciba refuerzos.

Reorganizar las Fuerzas

Cuando hayamos desalojado un edificio, deberemos:

1. Aprovisionamos y redistribuir la munición.

2. Marcar el edificio para que las fuerzas propias sepan que es un lugar seguro.

3. Proporcionar fuego de cobertura para el asalto de otros edificios.

4. Evacuar a los heridos.

5. Si el edificio ha de permanecer ocupado, organizar una posición defensiva.

Conservar lo ganado

Puede que cuando se haya asegurado la posesión de un edificio convenga preparar su defensa. En ese caso, deberemos hacer parapetos en las ventanas, troneras fortificadas, posiciones para francotiradores, emplazamientos contracarro y nidos de ametralladoras. Cada una de estas defensas tiene sus peculiaridades, como veremos a continuación.

Cuando se condene una ventana, debe dejarse una pequeña abertura para poder hacer fuego. Para ello podemos utilizar materiales procedentes de las paredes internas del edificio que hemos ocupado o, mejor todavía, sacos llenos de arena o tierra. Pero no debemos limitarnos a cerrar las ventanas que vayamos a utilizar como posiciones de tiro, pues de esta forma indicaríamos al enemigo el lugar exacto en que nos encontramos. No deben prepararse parapetos de forma cuadrada o muy definida, ya que ello facilita al enemigo la identificación de los puestos de tiro.

Observar por la ventana

Retiraremos todos los vidrios de las ventanas para evitar posibles lesiones, pero dejaremos en su sitio las cortinas siempre que no impidan la visión. Si es posible, en las ventanas se colocará tela metálica para que el enemigo no pueda lanzar granadas a través de ellas. Las defensas tienen que prepararse para que se pueda cambiar de posición tantas veces como sea preciso. Cuando se haga fuego desde una ventana en una planta superior, puede tenerse a mano una mesa o un mueble parecido sobre el que encaramarse para aumentar el ángulo de tiro hacia abajo.

De la misma forma que las ventanas, protegeremos las troneras; como podemos abrirlas allí donde creamos más conveniente, pueden ofrecer incluso unos sectores de tiro mejores que los de las ventanas y serán más difícilmente detectables.

Suelos y Techos

Además de proteger las paredes frontales y laterales de la posición de tiro, podemos colocar en el suelo un "colchón" doble de sacos de arena o cualquier material capaz de detener las balas. Ello es muy conveniente cuando se ocupan plantas altas de un edificio. También podemos construir un techo protector con una mesa y más sacos terreros. Tampoco hay que olvidar el camuflaje ni la protección externa. Asimismo, las posiciones de fuego falsas confundirán al enemigo y le harán perder tiempo y consumir municiones.

Posiciones para francotiradores

Estas normas son aplicables también a las posiciones para francotiradores, pero en éstas se presta una mayor atención al camuflaje y a la ocultación. Debido a que el francotirador hace fuego a distancias de 500 metros o más, su sector de tiro es muy amplio, incluso si tiene un campo visual más restringido. Es por ello que se puede apostar tras una abertura menor de lo adecuado para un infante normal. Debe tener la suficiente precaución para evitar que el enemigo pueda ver los fogonazos de sus disparos. Si su emplazamiento es el adecuado, puede permanecer sin ser detectado largo tiempo y sacar el máximo rendimiento a su arma.

La unidad de fusileros apostada en el edilicio puede reforzarse con una escuadra contracarro. El jefe de la unidad debe tener en cuenta las posibles necesidades del equipo (o equipos) contracarro y las dificultades particulares que entraña el hacer fuego con sus armas desde lugares ocultos y restringidos.

Las modernas armas contracarro están equipadas con motores cohete. Ello significa que en una dirección sale el proyectil, y en la opuesta, una gran llamarada. En consecuencia, es muy importante la elección del emplazamiento si se quiere evitar que el rebufo posterior hiera a los propios servidores del arma o a fuerzas amigas. Esto suele implicar el derribo de las paredes que haya detrás del arma cuando las dimensiones de la habitación sean insuficientes.

Equipo de ametralladoras

Las ametralladoras constituyen la otra clase de armas colectivas empleada por los equipos de combate urbano. Poseen también una elevada potencia de fuego y deben ser defendidas por escuadras de protección, pero son más fáciles de emplazar debido a que no tienen problemas de rebufo como los lanzagranadas. Una ametralladora puede cubrir un sector de tiro más amplio, por lo que seguramente necesitará una abertura de tiro mayor. Por lo demás, las normas que deben observarse cuando se elija el asentamiento del arma son idénticas a las anteriores: protección, ocultación y que exista una vía de suministro segura.

Tanto los medios contracarro como las ametralladoras son armas colectivas que, por lo general, requieren más de un sirviente. Y tanto por la valiosa potencia de fuego que poseen como por el hecho de que, a causa de su peso, son difíciles de reasentar en caso de ser atacadas, una de las prioridades de la infantería propia debe ser la protección de las mismas. En consecuencia, los infantes deben ocupar posiciones desde las que puedan apoyar a sus armas colectivas y recibir el respaldo de éstas.

Posiciones Contracarro

En el combate urbano, las armas anticarro se emplean contra edificios en poder del enemigo además de contra los carros de combate.

Las posiciones en los tejados dan a las armas contracarro amplias sectores de tiro y les permiten disparar contra la parte más vulnerable de los carros, Su blindaje superior. Además, a los carros les resulta más difícil hacer fuego de réplica cuando han de disparar hacia arriba.

Este Dragon está emplazado en la esquina de una habitación, de manera que el rebufo se disipe por la ventana trasera. Este tipo de posición proporciona un buen sector de tiro y es más fácil de fortificar que un tejado.


Si un edilicio está elevado sobre pilares, Se puede emplazar un arma contracarro entre los mismos, siempre que haya suficiente espacio libre para el rebufo del disparo. Estas posiciones suelen tener un sector de tiro más restringido; además, no hay que olvidar que los misiles Dragon tienen una distancia de vuelo mínima de 25 metros antes de que se arme la espoleta, valor que es de 65 metros en el TOW.

Uso de Armas Contracarro desde un Edificio


Aunque concebidas primordialmente como medios contracarro, las armas siguientes pueden ser muy útiles en la lucha casa por casa. Pero su rebufo posterior es un problema muy seno y deben tomarse precauciones, pues de otra forma se correrá un grave riesgo. El alcance mínimo de un misil contracarro TOW es de 65 metros, lo que restringe su valor en el combate urbano

1. Deben sacarse todos los trozos de vidrio de las ventanas.

2. El suelo ha de humedecerse para evitar que el rebufo levante el polvo y suciedad.

3. Todos los ocupantes de la habitación deberán utilizar protectores auditivos.

4. En el momento del disparo no puede haber nadie detrás del arma

5. Detrás del arma no debe haber restos inflamables.

6. Deberá haber una puerta abierta o, por lo menos, dos metros cuadrados despejados detrás del arma para permitir la expansión del rebufo.

7. El techo deberá estar a una altura de por lo menos 2 m.


Entrenamento del US Army en CQB

Ejército Canadiense realizando un Ejercicio de Combate en Zona Urbana

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