¡AVANCE,ATAQUE,ASALTO!
El M113 es un Vehículo Acorazado Portapersonal (VAP) velóz, ágil y pesadamente armado, un medio temible. Agrupados a nivel de compañía, una docena de ellos pueden desplegar más de un centenar de hombres en pleno asalto con rapidez y seguridad, así como apoyarlos con su propia potencia de fuego...
Un ataque debe dividirse en dos partes:
1- La llegada al contacto
2- El ataque en sí
La información aportada por las patrullas, la observación aérea y, quizá, el interrogatorio de prisioneros darán al jefe del ataque una idea de las posiciones que ocupa el enemigo, pero en combate las cosas suceden tan rápido que esta información sólo sirve de punto de partida. Al avanzar para llegar al contacto con el enemigo, el comandante de la unidad necesita dos cosas: actualizar su información y que sus fuerzas lleguen con seguridad a la posición, y ello sin mostrar demasiado los fines de su plan.
Limpieza de Obstáculos
Al avanzar según el procedimiento del Desplazamiento Alterno, los vehículos acorazados de la compañía se apoyan entre sí y reciben a su vez respaldo de la sección de carros. Asimismo, desmontan a sus infantes para limpiar obstáculos y transitar por zonas propicias para las emboscadas y terrenos difíciles, como bosques y áreas edificadas, o cuando la visibilidad es mala. Su velocidad les permite llegar al lugar, eliminar el obstáculo y reemprender el avance con la menor demora posible.
Ir al contacto
En el momento en que haga contacto con el enemigo, la patrulla o elemento avanzado debe reaccionar rápida y agresivamente. Del comportamiento de la sección de vanguardia durante los primeros segundos del encuentro dependerá la suerte final del mismo. Ahora el oficial de la sección tiene tres objetivos:
1- Suprimir el fuego enemigo
2- Desplegar sus fuerzas
3- Informar del contacto
Lo que debe hacer en primer lugar es evaluar la situación y hacer una estimación del dispositivo enemigo.
Ataque Rápido
Si el enemigo opone una resistencia ligera, la mejor manera de vencerla puede ser mediante un ataque directo sin más planificación ni demora en espera de refuerzos. La tropa permanecerá a bordo de los vehículos el mayor tiempo posible con el fin de que pueda ser trasladada o redesplegada rápidamente.
También puede ser que el enemigo no suponga una amenaza real y que pueda ser flanqueado sin atacarle. Es importante mantener el ímpetu del avance, de manera que el capitán de la compañía pueda dejar esa bolsa de resistencia para las fuerzas de segundo escalón o para cuando pueda ocuparse de ella.
Contener al Enemigo
Si la resistencia que opone el enemigo es bastante fuerte para detener la progresión de la sección que marcha en vanguardia, es necesario contenerla y suprimirla. Si se llega a esta situación, puede que se necesite el concurso de toda la compañía y, quizá, el apoyo de algún elemento especializado, como los zapadores de combate.
El Asalto
Al pasar al ataque, una unidad perseguirá uno de estos dos objetivos: destruir o capturar las tropas o el material enemigo; o asegurar una determinada zona de terreno. La exactitud de la información, el entrenamiento, el equipo y la moral de la tropa son muy importantes, pero también lo es la capacidad de los mandos para valorar la situación, organizar el plan táctico y comunicárselo a los hombres que deben llevarlo a cabo.
El plan de acción debe contemplar un mínimo de cinco aspectos:
1. Situación
2- Misión
3- Ejecución
4- Apoyo
5- Transmisiones
No debe dejarse nada al azar o a la improvisación. Las tropas que participen en la operación deben saber de dónde se parte, el horario y los objetivos, y debe dárseles la suficiente flexibilidad para que puedan modificar el plan a tenor de posibles cambios del dispositivo y a las inevitables alteraciones de horario provocadas por una mayor resistencia de la esperada.
Cuando la resistencia enemiga es ligera, las armas contracarro pueden encargarse de ella y el terreno facilita el movimiento, la tropa permanecerá en el interior de los vehículos.
Blindaje Pesado
El plan de acción debe contemplar un mínimo de cinco aspectos:
1. Situación
2- Misión
3- Ejecución
4- Apoyo
5- Transmisiones
No debe dejarse nada al azar o a la improvisación. Las tropas que participen en la operación deben saber de dónde se parte, el horario y los objetivos, y debe dárseles la suficiente flexibilidad para que puedan modificar el plan a tenor de posibles cambios del dispositivo y a las inevitables alteraciones de horario provocadas por una mayor resistencia de la esperada.
Cuando la resistencia enemiga es ligera, las armas contracarro pueden encargarse de ella y el terreno facilita el movimiento, la tropa permanecerá en el interior de los vehículos.
Blindaje Pesado
Como evitar los misiles contracarro
Si se dispone de carros, éstos deben avanzar en vanguardia y volcar sobre las posiciones enemigas la máxima potencia de fuego posible, con los VAP siguiéndoles a unos 200 o 400 metros para cubrirles los flancos y la retaguardia con fuego de las ametralladores pesadas.
Si el mando ordena detenerse, los jefes de los vehículos deben buscar posiciones desenfiladas y con buenos sectores de tiro, y seguir empeñando objetivos específicos o haciendo fuego de supresión general.
En esta fase de la operación, cualquier detención debe ser forzosamente breve y el personal no desembarca para asegurar la protección de los transportes oruga. Sin embargo, si existe la posibilidad de que hayan equipos contracarro enemigos, antes del asalto se ordenará que la tropa eche pie a tierra. Pero deben tomarse precauciones, pues resulta suicida detener los vehículos y desmontar la tropa bajo el fuego enemigo.
Como en otras circunstancias, se recurre a la opción de combatir a pie cuando durante el asalto final no es posible suprimir las armas anticarro enemigas, o bien cuando hay obstáculos que puedan detener el avance de los transportes. Como en las demás situaciones, los vehículos se disponen para que puedan proporcionar fuego de apoyo y supresión, si es necesario desplazándose al lugar más adecuado para ello después desembarcado al personal.
El objeto de la fase final de asalto es empeñar las posiciones enemigas con una feroz potencia de fuego y, si no hay otro remedio, tomárlas físicamente, neutralizando al mayor número de enemigos posibles y capturando todo el material que se pueda. El asalto no debe ser una carga inconsciente. Es una acción cauta, aunque agresiva y decidida, en la que se aplican todos los principios de la cobertura y la ocultación, el fuego y el movimiento.
Resistencia
Las posiciones defensivas mejor preparadas pueden resultar inesperadamente resistentes al embate de los vehículos, incluso a los medios acorazados como los VAP M113 y los carros de combate, de manera que el capitán de la compañía debe estar preparado en todo momento para ordenar el desembarco de la tropa, que actuará como infantería regular. Incluso en tal situación, las armas pesadas y la carga de munición que los VAP puedan llevar a bordo pueden tener una influencia importante en el resultado final del choque.
Los transportes, ahora sin personal a excepción del ametrallador y el conductor proporcionan fuego de cobertura. Este fuego debe hacerse cerca del elemento a pie, especialmente durante la fase final de asalto, por lo que los ametralladores deben tener cuidado cuando elijan los puntos de puntería y no arriesgarse a alcanzar a las fuerzas aliadas.
El jefe de los vehículos debe marcar los límites de las zonas de tiro (quizá con balas trazadoras) y también ordenar el lanzamiento de granadas fumígenas si la situación lo requiere. Desde luego, también los infantes pueden generar su propia cortina de humo; el oficial que mande el ataque utilizará humo de diversos colores -rojo, verde y amarillo, por ejemplo- para señalar a los transportes oruga que se han alcanzado ciertos puntos preestablecidos y que, por tanto, deben pasar a batir otras áreas.
Apoyo Flexible
La posición de apoyo que ocupan los vehículos acorazados no tiene por qué ser definitiva . De hecho, durante la fase de asalto puede llegar un momento en el que deban interrumpir su fuego de supresión por miedo a alcanzar a la infantería que protagoniza el ataque.
De ser así, tienen plena libertad para trasladarse a una posición de apoyo secundaria desde la que tengan una mejor visión del objetivo y puedan reemprender su función de respaldo a la infantería. Puede que en tales circunstancias aprovechen para batir al enemigo desde dos flancos a la vez.
Tan pronto como la resistencia enemiga haya sido suprimida, la fuerza de asalto se consolidará y reorganizará, bien para proseguir con el ataque, bien para prepararse para repeler un contraataque. Si la tropa ha permanecido a bordo de los vehículos durante todo el ataque, a veces es posible mantener la presión y ganar más terreno en los escalones traseros del enemigo, que suelen estar peor defendidos.
Explotar el Éxito
De hecho, y sobre todo por la información que pueda obtenerse, el terreno que se gane en la retaguardia, donde se hallan los puestos de mando y las áreas de reunión, puede ser bastante más importante que la toma de posiciones defensivas en primera línea. Aunque en este punto haya terminado el combate en sí, la operación continua. Todavía hay que limpiar el área capturada de posibles peligros ocultos, tanto humanos como en forma de minas y trampas explosivas; deben prepararse posiciones defensivas ; hay que reemplazar a los soldados importantes perdidos en el combate (sirvientes de ametralladora y contracarro, por ejemplo); los heridos y los prisioneros esperan a ser evacuados; y debe hacerse un informe detallado de la operación para el alto mando.
Si el mando ordena detenerse, los jefes de los vehículos deben buscar posiciones desenfiladas y con buenos sectores de tiro, y seguir empeñando objetivos específicos o haciendo fuego de supresión general.
En esta fase de la operación, cualquier detención debe ser forzosamente breve y el personal no desembarca para asegurar la protección de los transportes oruga. Sin embargo, si existe la posibilidad de que hayan equipos contracarro enemigos, antes del asalto se ordenará que la tropa eche pie a tierra. Pero deben tomarse precauciones, pues resulta suicida detener los vehículos y desmontar la tropa bajo el fuego enemigo.
Como en otras circunstancias, se recurre a la opción de combatir a pie cuando durante el asalto final no es posible suprimir las armas anticarro enemigas, o bien cuando hay obstáculos que puedan detener el avance de los transportes. Como en las demás situaciones, los vehículos se disponen para que puedan proporcionar fuego de apoyo y supresión, si es necesario desplazándose al lugar más adecuado para ello después desembarcado al personal.
El objeto de la fase final de asalto es empeñar las posiciones enemigas con una feroz potencia de fuego y, si no hay otro remedio, tomárlas físicamente, neutralizando al mayor número de enemigos posibles y capturando todo el material que se pueda. El asalto no debe ser una carga inconsciente. Es una acción cauta, aunque agresiva y decidida, en la que se aplican todos los principios de la cobertura y la ocultación, el fuego y el movimiento.
Resistencia
Las posiciones defensivas mejor preparadas pueden resultar inesperadamente resistentes al embate de los vehículos, incluso a los medios acorazados como los VAP M113 y los carros de combate, de manera que el capitán de la compañía debe estar preparado en todo momento para ordenar el desembarco de la tropa, que actuará como infantería regular. Incluso en tal situación, las armas pesadas y la carga de munición que los VAP puedan llevar a bordo pueden tener una influencia importante en el resultado final del choque.
Los transportes, ahora sin personal a excepción del ametrallador y el conductor proporcionan fuego de cobertura. Este fuego debe hacerse cerca del elemento a pie, especialmente durante la fase final de asalto, por lo que los ametralladores deben tener cuidado cuando elijan los puntos de puntería y no arriesgarse a alcanzar a las fuerzas aliadas.
El jefe de los vehículos debe marcar los límites de las zonas de tiro (quizá con balas trazadoras) y también ordenar el lanzamiento de granadas fumígenas si la situación lo requiere. Desde luego, también los infantes pueden generar su propia cortina de humo; el oficial que mande el ataque utilizará humo de diversos colores -rojo, verde y amarillo, por ejemplo- para señalar a los transportes oruga que se han alcanzado ciertos puntos preestablecidos y que, por tanto, deben pasar a batir otras áreas.
Apoyo Flexible
La posición de apoyo que ocupan los vehículos acorazados no tiene por qué ser definitiva . De hecho, durante la fase de asalto puede llegar un momento en el que deban interrumpir su fuego de supresión por miedo a alcanzar a la infantería que protagoniza el ataque.
De ser así, tienen plena libertad para trasladarse a una posición de apoyo secundaria desde la que tengan una mejor visión del objetivo y puedan reemprender su función de respaldo a la infantería. Puede que en tales circunstancias aprovechen para batir al enemigo desde dos flancos a la vez.
Tan pronto como la resistencia enemiga haya sido suprimida, la fuerza de asalto se consolidará y reorganizará, bien para proseguir con el ataque, bien para prepararse para repeler un contraataque. Si la tropa ha permanecido a bordo de los vehículos durante todo el ataque, a veces es posible mantener la presión y ganar más terreno en los escalones traseros del enemigo, que suelen estar peor defendidos.
Explotar el Éxito
De hecho, y sobre todo por la información que pueda obtenerse, el terreno que se gane en la retaguardia, donde se hallan los puestos de mando y las áreas de reunión, puede ser bastante más importante que la toma de posiciones defensivas en primera línea. Aunque en este punto haya terminado el combate en sí, la operación continua. Todavía hay que limpiar el área capturada de posibles peligros ocultos, tanto humanos como en forma de minas y trampas explosivas; deben prepararse posiciones defensivas ; hay que reemplazar a los soldados importantes perdidos en el combate (sirvientes de ametralladora y contracarro, por ejemplo); los heridos y los prisioneros esperan a ser evacuados; y debe hacerse un informe detallado de la operación para el alto mando.
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