EMBOSCAR A LA
GUERRILLA
Entre el monte bajo y la hierba alta,
cerca de un recodo de la abrupta pista que conduce a una zona de descanso de la
guerrilla, casi puedes oír la caída de una hoja, pero es un silencio artificial
Toda el área está ocupada por los hombres de la Compañía Y del 5.°
Batallón de Infantería sudafricana, que esperan, emboscados, al grupo guerrillero
del que saben que incluye a un jefe local. Su tarea es capturarlo vivo y
eliminar a cuantos de sus escoltas puedan. En la retaguardia han quedado los
rastreadores y sus perros, listos para perseguir en caliente a cualquier
guerrillero que escape. Los helicópteros esperan para transportar a la fuerza
de ataque.
En esta sección sobre las tácticas antiguerrilla tomada del manual de operaciones antiguerrilla de las
Fuerzas de Defensa de Africa del Sur (FDAS), descubrirás cómo montar y ejecutar
operaciones de emboscada. Desde 1985, fecha en la que las FDAS comenzaron tales
operaciones (denominadas oficialmente ATOPS, por AntiTerrorist Operations), los
sudafricanos han convertido la emboscada en todo un arte.
La mayoría de ellas se tienden como
resultado de la información recibida de confidentes, de guerrilleros capturados
a los que se doblega en los interrogatorios, o de agentes infiltrados. También
es posible que la emboscada sea el resultado de meses de cuidadoso análisis de
los movimientos de la guerrilla, establecidos por medio de distintas
fuentes.
Muchas veces una emboscada se prepara para
eliminar cuantos guerrilleros sea posible o bien su objetivo es una única
persona
Los hombres adecuados
El tamaño de la partida se decide muy al
principio. Puede variar desde cuatro hombres a toda una compañía, pero no debe
ser más numerosa de lo estrictamente necesario. Cuanto más pequeña, más fácil
resulta su infiltración hasta la posición y son menores las posibilidades de
alertar al enemigo antes de que se adentre en la zona de aniquilamiento.
Los hombres han de ser los mejores de que
se disponga, incluso si para ello es necesario separar equipos ya consolidados.
No es extraño encontrar a un jefe de compañía encabezando un grupo de emboscada
de seis hombres, si así se tiene la mejor oportunidad de éxito. Dado que una
emboscada perfecta depende más que nada de un preciso horario, las tropas han
de ser muy disciplinadas. Su instrucción ha de ser soberbia, ya que habrán de
trasladarse hasta sus posiciones sin dejar ni rastro.
Planeamiento
Dado que las emboscadas se planean con
bastante anticipación, el jefe de la fuerza de ataque puede decidir exactamente
lo que se ha de hacer e incluso ensayarlo, si puede encontrar un lugar parecido
lo suficientemente lejos de la zona real de emboscada. Sin embargo, esta demora
entre la planificación y la ejecución crea algunos problemas de seguridad. Unas
cuantas palabras de más en un bar, o incluso en los barracones, donde puedan
oírlas empleados civiles que puedan ser simpatizantes de la guerrilla, pueden
arruinar la operación. O, peor aún, pueden servir para que el enemigo les
tienda a su vez una contraemboscada. Las órdenes tajantes han de ser no hablar
sobre la operación. Ni entre los compañeros, ni por teléfono, ni siquiera en
las cartas a casa.
Señales y Órdenes
Sólo un buen sistema de
señales permite al jefe mantener el control absoluto de la operación y ello es
esencial. Cada miembro de la partida debe saber instantáneamente cuándo
comenzar a disparar, cesar el fuego, cambiar a blancos secundarios,
reagruparse, iniciar las operaciones de explotación y concluir.
Con frecuencia, las órdenes se darán
mediante señales, lo que implica que el jefe ha de estar situado donde todos
sus hombres puedan verle. Esta posición ha de ser a la cabeza o a la cola de la
emboscada. Si es a la cabeza, el comandante puede decidir cuándo dar la muy
importante orden de abrir fuego. Pero como esta posición no es la mejor para
controlar el resto de la acción, se sitúa a la cola y deja esa tarea a su
segundo en el mando.
Cualquier miembro de la fuerza de ataque
podrá, sin embargo, iniciar el fuego si sospecha que el enemigo les ha descubierto.
La señal de cese de la operación es la más importante, ya que se han dado casos
de que algún grupo no la ha recibido y ha permanecido en sus puestos, abriendo
fuego luego sobre sus compañeros que se retiraban.
Situarse en posición
Cuando se tiende una emboscada debe
considerarse a la población local como hostil y situarse en posición en el
secreto más absoluto. Ello implica desplazarse bajo el abrigo de la oscuridad
la noche antes de la emboscada, esconderse y permanecer ocultos. Y ahora, a
esperar, quizá varias horas o incluso algunos días.
Si el periodo de espera va a ser más o
menos de nueve horas, la fuerza se divide en dos "turnos", uno en alerta y
el otro descansando oculto. Vivirán de las raciones de campaña que cada hombre
lleve, no fumarán, no encenderán luces ni cerillas y mantendrán un absoluto
silencio.
Vivaques
Si el período de espera es de días, es
preciso organizar la vida de forma más compleja. Si es posible, se establecerá
una zona de descanso lejos del lugar de emboscada. Se limpiarán senderos entre
esta zona y la de emboscada, de modo que los desplazamientos puedan hacerse en
silencio.
Si la partida de emboscada es muy grande,
debe dividirse en tres grupos: uno en alerta, uno en descanso en sus puestos y
un tercero en la zona de descanso de retaguardia. A la hora del relevo, el
grupo de alerta pasa a la zona de descanso, los segundos pasan a alerta y la
partida entrante se convierte en la de reserva.
Incluso en una emboscada a largo plazo,
todos los alimentos han de ser precocinados y se ha de contar con un adecuado
suministro de agua.
Emboscadas nocturnas
Los guerrilleros prefieren moverse de
noche, por lo que esas serán las horas en que se les atacará con mayor
frecuencia. Es relativamente fácil permanecer ocultos durante la noche, pero es
bastante más difícil el tiro de precisión sin iluminación, cosa que el jefe ha
de considerar a la hora de planificar.
Las armas automáticas dispararán a lo
largo de líneas fijas y el sector de tiro de las armas portátiles debe ser
controlado —seguramente clavando estacas en el terreno para limitar los
desplazamientos a un lado y otro— para reducir el riesgo de que el fuego
alcance a los miembros del equipo.
Comunicaciones nocturnas
El sistema de comunicaciones habrá de
cambiarse, obviamente, ya que las señales visuales son imposibles y tampoco pueden
utilizarse linternas. Tanto el contacto manual como las cuerdas de señales son
eficaces, aunque engorrosos. Para facilitar la comunicación, los tiradores
estarán más próximos entre sí que durante las operaciones diurnas.
Es importante también que la partida
permanezca absolutamente quieta. Así se estará seguro de que cualquier movimiento
pertenece al enemigo y se podrá disparar sobre él con tranquilidad.
La fuerza de ataque estará en posición
antes del anochecer, incluso si para ello se ha de caminar durante toda la
noche anterior y luego permanecer inmóviles durante todo el día y parte de la
noche.
Cualquier guerrillero que consiga escapar
de la zona de aniquilamiento permanecerá tirado en tierra y tratará de ocultarse
hasta que la fuerza de ataque se retire. La mejor forma de encontrarlos es con
perros, ya que el olor del sudor del miedo y el esfuerzo los llevará
directamente hasta ellos. El grupo de perros ha de permanecer por tanto cerca,
listo para entrar en acción tan pronto cese el ataque.
Limpieza profunda
Si no se dispone de perros, la mejor
alternativa es una limpieza en orden cerrado, con las armas automáticas
situadas de forma que den cuenta de cualquier guerrillero levantado por
la línea de batidores. La zona se explorará cuidadosamente, comparando la
cuenta de cuerpos con las estimaciones previas del número de enemigos.
Los prisioneros se mantendrán aislados
unos de otros y no se les permitirá que hablen o se comuniquen entre sí. No se
les debe interrogar, dejando esa tarea para los oficiales de información. De lo
contrario puede que proporcione más información de la que obtenga. Los
prisioneros serán cuidadosamente cacheados e inmovilizados, pero no se les
tratará con brutalidad. No se les permitirá fumar, pero se les darán alimentos
y agua en pequeñas cantidades.
Las bajas se evacuarán rápidamente y la
mejor forma es en vehículos o, preferiblemente, en helicópteros. Los sanitarios
habrán esperado en un lugar seguro, disponibles al menor aviso.
El calor del momento
Una emboscada es como una pistola con un
pelo por disparador, cargada y amartillada y sin el seguro. Los accidentes son
frecuentes, ya que todos los hombres están con los nervios de punta, esperando
la llegada del enemigo. Cualquier movimiento puede bastar para iniciar el tiroteo
y nadie se detendrá si cree que alguien le está disparando. Es muy importante
que las fuerzas propias se mantengan alejadas una vez la partida se haya
emboscado pues de lo contrario podrían delatar su existencia y/o posición a un
posible enemigo.
Claves para una emboscada con éxito
1- Suficiente y buen entrenamiento en tácticas de emboscada.
2- Planificación cuidadosa.
3- Seguridad plena en todas las etapas.
4- Buen ocultamiento.
5- Inteligente elección del lugar.
6- Buena disciplina de combate sobre todo de noche.
7- Tiro preciso.
Planeamiento de una emboscada
Recuerda las siguientes tres reglas cuando planees una emboscada:
1- Accesos: La información puede inducirte a esperar al enemigo en una determinada dirección, pero en realidad puede que venga por cualquier sitio. Tu emboscada ha de cubrir todos los accesos.
2- Zonas de aniquilación: La zona de aniquilación es la clave de una buena emboscada. El enemigo ha de ser sorprendido con un fuego cruzado del que no pueda escapar.
3- Profundidad: La experiencia ha demostrado que los guerrilleros se dispersan con sorprendente velocidad a las primeras ráfagas. Monta otros grupos de emboscada situados para tirar sobre los que escapen.
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