Es evidente que las fuerzas de la OTAN tienen más posibilidades
de verse defendiendo una ciudad que de intentar desalojar al enemigo que pueda
haberse hecho fuerte en ella. La estrategia de la OTAN consiste en sacar
partido de las amplias áreas urbanizadas de la República Federal
de Alemania y procurar que sean impenetrables a cualquier enemigo. Por
supuesto, el defensor conoce mucho mejor la región que el atacante y puede
elegir entre las defensas que tenga a su disposición aquellas que mejor
respondan a sus necesidades; lo más importante en estos casos es que se
disponga de tiempo suficiente para planificar y preparar las posiciones.
Si se preparan las defensas urbanas a
conciencia, se distribuye a los hombres de la forma más apropiada y se fortifican
los reductos de la manera que hemos visto en capítulos anteriores, el defensor
ha de ser capaz de sobrevivir al empuje del atacante, detenerlo y destruirlo.
En esta entrega de las Tácticas de Combate en Zona Urbana nos ocuparemos del modo que la OTAN entiende la defensa de
pueblos y ciudades.
La fuerza de perímetro
Ésta consiste en una serie de
fuerzas de reconocimiento cuya función es establecer puestos en el perímetro
del área edificada y cubrir los accesos más evidentes. En concreto, su tarea es
alertar de la aproximación del enemigo, empeñarle y, si le es posible, destruir
los elementos de reconocimiento y vanguardia del contrario para, finalmente,
forzarle a desplegarse y a montar un ataque deliberado con el fin de penetrar
en la ciudad. Esta fuerza de perímetro estará dividida en pequeños grupos, de
los que se espera que operen y combatan hasta que su situación sea realmente
insostenible. Esta misión exige nervios de acero y una gran profesionalidad.
Una vez hayan hecho su trabajo, estos grupos podrán replegarse hasta las
posiciones de defensa principales.
La fuerza de ruptura
El cometido de la fuerza de ruptura es
cubrir el terreno entre la de perímetro y las posiciones principales, situadas
en el corazón de la ciudad. La pertenencia a este elemento de ruptura es una
oportunidad excelente para dar rienda suelta a la imaginación táctica.
Esta fuerza tiene como misión específica
retrasar, confundir y desorganizar al enemigo. Esto puede hacerse con escombros,
minas, autobuses volcados, trampas explosivas, francotiradores y equipos cazacarros.
La idea es provocar el mayor número de bajas y retrasar el avance del enemigo,
al mismo tiempo que se procurará traerle hacia zonas elegidas de antemano en
las que el grueso de las fuerzas defensoras pueda inmovilizado y destruirlo.
Esto se consigue dejando relativamente expeditas algunas calles a través de los
principales reductos defensivos.
La fuerza defensiva principal
Este elemento es crucial y debe desplegarse
en posiciones muy fuertes en el centro mismo de la urbe, con apoyo de carros si
se dispone de él. Es en este lugar donde el defensor debe resistir el embate
enemigo y derrotarlo. Es también aquí donde se erigirán los reductos y donde
debe aguantarse a pie firme. Si el trabajo se hace de la manera apropiada, el
atacante se verá incapaz de desalojar al defensor.
Las reservas
Si el atacante consigue penetrar por algunos
puntos en el núcleo principal de las posiciones, el defensor recurrirá a sus reservas
para que sellen las brechas y destruyan cualquier infiltración que no haya
podido ser detenida por la fuerza de ruptura. Si algún reducto es rebasado,
corresponde a la reserva contraatacar y recuperar el control del mismo.
La elección de un reducto
Así es, en esencia, cómo debe planificarse
la defensa de una área urbana y la forma en que se organizarán las fuerzas
disponibles para ello. Pero mayor importancia tiene todavía la manera en que se
preparará la resistencia en un reducto y cómo se combatirá desde éste.
En primer lugar ha de elegirse el edificio
conveniente. Si éste es demasiado pequeño, el impacto de un solo proyectil de
artillería o de cañón de carro puede acabar con la mayoría de sus ocupantes.
Por el contrario, si se escoge un edificio demasiado grande, habrá que
dispersar tanto a los defensores que no se podrán cubrir todos los accesos ni
conseguir una adecuada concentración de fuego que impida que el enemigo se
aproxime al lugar. La elección del edilicio idóneo en el que preparar un
reducto es, posiblemente, la más difícil de cuantas debe hacer el
defensor.
Las estructuras y su resistencia
Cuando se localiza un edificio de las
dimensiones apropiadas, hay que asegurarse de que su construcción también lo
sea. Deben evitarse las casas con armazón de madera cubierto de argamasa y
ladrillo. Algunos edificios auxiliares rurales y casas de veraneo están hechos
de esta manera. Son inflamables y quedan reducidos a escombros fácilmente, en
particular si son alcanzados por alguna arma pesada. También evitaremos los
modernos bungalows y pequeñas casas de dos plantas, que a veces están hechos de
materiales ligeros como la madera y ladrillos delgados. Algunas partes de estas
casas ni tan siquiera protegen del fuego de armas portátiles.
Los edificios muy altos, cuya estructura
básica está hecha de acero u hormigón, carentes de muros de carga y muchas
veces revestidos de grandes superficies acristaladas, tampoco son adecuados
para la defensa. Aunque puedan ser utilizados como estupendos observatorios,
existe el peligro de un colapso progresivo si el inmueble resulta alcanzado en
alguno de sus pisos inferiores.
Qué duda cabe que los edificios idóneos
para la defensa son los más tradicionales hechos de obra, con gruesas paredes
levantadas con ladrillos o piedra, y por lo general de unos tres o cuatro pisos
de alto. Este tipo de inmueble era el más corriente antes de 1936, y se
caracteriza por unas ventanas relativamente pequeñas, una inflamabilidad mucho
menor y —en especial en ciudades pequeñas y pueblos centroeuropeos— por poseer
unos sótanos profundos y bien construidos. Su versión más moderna, construida
de ladrillo o bloques de cemento, con tejados de una o dos aguas, y techos y
suelos hechos también de cemento, es asimismo muy adecuados para la
defensa.
Los alrededores
Los alrededores del edificio influirán
también en la elección. Aunque es importante poseer buenos sectores de tiro
desde el inmueble, también lo es que éste no esté aislado ni incomunicado.
Tendrán que existir accesos desenfilados de entrada y salida del mismo, o de lo
contrario no podrán recibirse refuerzos ni suministros durante la batalla.
Idealmente, en el jardín debe haber espacio suficiente para abrir trincheras,
desde las que se impedirá que el enemigo pueda acercarse a la casa.
Una vez elegida la casa (o casas) que se
convertirán en reducto, éstas deben acondicionarse para lo que se espera de
ellas. Primero de todo hay que trabajar en el exterior. Se bloquearán algunas
calles con cascotes o con vehículos volcados, o con ambas cosas. Pueden
levantarse obstáculos de alambre de espino y otros tipos de barricadas. También
pueden colocarse minas y preparar trampas explosivas en tomo a la casa, lo que
desalentará al enemigo de intentar aplicar cargas explosivas contra las paredes
de la misma. Asimismo, se abrirán sectores de tiro más amplios que los que puedan
existir con el fin de que el enemigo pueda ser empeñado a mayor distancia y con
eficacia.
Cómo reforzar el reducto
En primer lugar, debe incrementarse la
protección que brindan las paredes colocando contra ellas parapetos de sacos terreros.
Otros refuerzos válidos son cubos llenos de tierra, cómodas, baúles e, incluso,
colchones. Se prepararán barricadas en todas las entradas salvo en aquella por
la que los defensores entren y salgan de la casa. Pero hay que estar preparado
para bloquear esta última si surge la necesidad.
Se bloquearán también las escaleras y los
pasillos. Los defensores se moverán de un lado al otro del edificio a través de
boquetes abiertos en los tabiques y los techos, que también deben ser preparados.
Para pasar de un piso al otro a través de tales agujeros, emplearemos escaleras
portátiles, cuerdas e incluso muebles apilados.
Hay que tener en cuenta que todos estos
preparativos pueden incrementar el peso en un punto dado del piso. Todas estas
estructuras se prepararán contra la onda expansiva de las explosiones,
apuntalando los techos con tablones o troncos que se colocarán sobre una base
sólida y se inmovilizarán mediante cuñas de madera clavadas al suelo y al
techo. Finalmente, en cada habitación ha de haber una dotación generosa de
agua, recogida en todo tipo de recipientes, desde cubos a bañeras. Una buena
previsión es cortar la acometida de gas y de electricidad.
Los hombres y las armas
Una vez preparado el edificio, la siguiente
tarea es distribuir los hombres y sus armas. Las automáticas se colocarán generalmente
al nivel del suelo. Esto es así porque las ametralladoras baten una zona mayor
si sus balas discurren paralelas al terreno: su cobertura potencial es mayor
que si estuviesen emplazadas para tirar de arriba a abajo.
Los francotiradores, por su parte, servirán
para empeñar objetivos a distancia, y lo mejor es colocarlos en lugares altos
desde los que puedan ver más lejos. Deben hacerse agujeros en el suelo de los
pisos para poder arrojar granadas del superior al de abajo en el caso de que el
enemigo consiga penetrar en el inmueble. En las plantas altas pueden colocarse
también armas contracarro portátiles, que así podrán disparar contra el
blindaje superior de los carros, más vulnerable. Sin embargo, hay que tener en
cuenta el potente rebufo trasero que provocan este tipo de armas.
La posición de tiro
Si va a hacer fuego desde una ventana, el
fusilero se colocará a una distancia prudente de ésta, la máxima posible desde
la que aún pueda ver el exterior, pero procurando no reducir así su sector de
tiro. Mejor todavía, el tirador preparará troneras en lugares inesperados, como
debajo del marco de una ventana o a través de las tejas de una buhardilla Estas
troneras pueden ser simples aberturas rectangulares practicadas a través de los
ladrillos y deben ofrecer un sector de tiro conveniente.
Sin embargo, si se debe cubrir un punto
específico se procurará hacer la tronera de forma que la abertura exterior de
ésta sea Pequeña, agrandándose hacia el interior en forma de 'V" o de
cono. Para evitar heridas por fragmentos de ladrillo o de metralla, la posición
de tiro debe estar protegida con sacos terreros. Cuando esa tronera no se
emplee, la abertura se cubrirá con algún material a prueba de bala, tanto para
que el enemigo no pueda disparar a través de ella como para que no pueda ver el
interior de la casa.
MEDIOS CONTRACARRO IMPROVISADOS
La mayor amenaza para un reducto defensivo no es la artillería, sino el preciso tiro tenso de los carros y los lanzallamas. Poco puede hacerse contra los segundos, pero los carros pueden ser destruidos a corta distancia con algunos ingenios improvisados. Recuerda que las calles restringen los movimientos de los carros y que, si se elimina la infantería de acompañamiento podrá uno acercarse a ellos para atacarlos con estos medios de fortuna.
Las bombas de combustible gelatinizado detonadas por granadas rompedoras o de fósforo blanco pueden ser moderadamente eficaces si se colocan sobre el motor de un vehículo acorazado.
Estas cargas "de pértiga" se hacen con bloques de explosivo plástico. un palo largo y un cordón detonador. La idea consiste en colocarlas debajo del carro o encima del compartimiento del motor.
Cualquier recipiente puede servir para hacer bombas de combustible gelatinizado. Pueden construirse con cualquier material que se tonga a mano. La caja de munición se llena de combustible y con una granada de fósforo blanco en la que habremos arrollado un cordón detonador. cuyo extremo pasará al exterior a través de un agujero practicarlo en la caja.
CONSTRUCCIÓN DE BARRICADAS
Las únicas calles expeditas serán aquellas que canalicen al enemigo hacia una emboscada. Todas las demás rutas deben ser bloqueadas, bien demoliendo edificios enteros, bien preparando barricadas eficaces.
1 El interior de esta barricada de troncos —cuyo diámetro será de unos 20 centímetros— se llenará de tierra y cascotes. Lo ideal es cubrir la barricada con fuego automático desde delante y atrás para que el enemigo no pueda utilizarla como parapeto.
2 Esta barricada de automóviles se afirmará uniendo los ejes de las ruedas mediante gruesas cadenas. Previamente se habrán desmontado todas las ruedas de los tres coches.
3 Cuando se haga una barricada con autobuses o camiones pesados, éstos deben estar orientados hacia el enemigo,
CLAVES PARA VENCER EN LA BATALLA DEFENSIVA
1. Los reductos a nivel de sección y pelotón deben agruparse para formar núcleos de resistencia Impermeables al enemigo.
2. Las posiciones de tiro, tanto dentro como fuera de las casas elegidas, deben poder prestarse apoyo mutuo.
3. Las calles y zonas enfiladas son "cotos de caza" para ambos bandos, así que préstales la debida atención.
4. Las calles han de ser bloqueadas y negadas al enemigo, pero asegúrate de que puedes cubrir las barricadas con tus armas automáticas.
5. Ten pequeños grupos de reserva siempre a mano, pues quizás debas cerrar brechas en tus defensas o expulsar al enemigo de alguna de tus posiciones.
6. Cambia de posición de cuando en cuando para que el enemigo no pueda localizarte fácilmente.
7. La defensa ha de ser agresiva. Reinfiltrate en edificios evacuados previamente, coloca trampas explosivas y haz un uso generoso de los francotiradores.
Soldados del 1er Batallón, del 12º Regimiento de Caballería, aseguran una posición defensiva en Baqubah, Irak. Antes de la llegada de los insurgentes.
Marines del 1er Batallón, del 6º Regimiento de Marines aseguran un pueblo en Sangin, Afganistán
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