viernes, 5 de junio de 2015

Tácticas de Infantería nº12

ATAQUE NOCTURNO

El ataque nocturno es un asunto complejo. Las razones que empujan a asumir los problemas inherentes a este tipo de operación residen en la necesidad de conseguir el efecto sorpresa, reducir las bajas debidas a las armas de tiro tenso y los ataques aéreos del enemigo, y en dificultar a éste la ejecución de un posible contraataque. Estas ventajas siguen siendo válidas a pesar de la aparición de los dispositivos de visión nocturna. 

La importancia y relevancia del ataque nocturno para el soldado moderno fueron ilustradas de manera ejemplar durante la guerra de las Malvinas, en la que la totalidad de las principales acciones ofensivas encaminadas a empeñar y derrotar a las fuerzas de tierra argentinas tuvieron lugar por la noche: Tumbledown, Mount Harriet, Wireless Ridge y Goose Green, aunque esta última se libró tanto de día como de noche. 

El tipo de ataque que mejor convendrá a los propósitos de uno debe ser objeto de una paciente consideración. Las ofensivas nocturnas pueden ser ruidosas o silentes, con iluminación o al amparo de la oscuridad y montarse desde el exterior o desde la propia PLF (primera línea del frente). 

Ruido versus furtividad


Cualquier ataque "ruidoso" recurre desde el principio a todo el fuego de apoyo disponible: este método es el elegido cuando existen pocas posibilidades de sorprender al enemigo mediante una acción furtiva. Sin embargo, las técnicas de engaño pueden ocultar al contrario el lugar, los efectivos, la dirección y el momento del ataque. Los modernos aparatos de visión nocturna dificultan la obtención de la sorpresa mediante una acción silenciosa, de modo que un ataque puede comenzar furtivamente y convertirse en "ruidoso" cuando se vea comprometida la sorpresa inicial. 

El ataque "iluminado" emplea luz visible, blanca. Aunque ésta se suele reservar para la última fase del asalto, se puede mantener la iluminación en reserva y echar mano de ella cuando, repentina_ mente, se necesite su concurso. La tercera elección es desde dónde se va a lanzar la operación. Esto, por supuesto, depende del objetivo. Idealmente, el punto de reunión (PR) y la línea inicial (LI) del ataque deberían haber sido ya asegurados por fuerzas amigas, de modo que no fuese necesaria una acción preliminar. Sin embargo, cuando el ataque vaya a montarse desde fuera de la PLF, tanto por infiltración en la misma como flanqueándola, será necesario sondear los ejes de avance y proteger el PR antes y durante su ocupación. Esta tarea debe asignarse a cualquier unidad desde una partida de exploración a un equipo de combate, dependiendo de la escala del ataque. 

Cualquier ofensiva nocturna que se precie debe reunir tres ingredientes esenciales: 

1- Información. 

2- Simplicidad. 

3- Sorpresa. 

Se necesita disponer de información de última hora sobre las posiciones del enemigo, sus patrullas, el terreno, los obstáculos naturales y artificiales, y, si es posible, también de sus hipotéticos planes de vigilancia y de visión nocturna. 

Y todo esto sólo puede obtenerse por medio de un cuidadoso esfuerzo de reconocimiento. Todos los ataques que siguieron al del Goose Green, en la guerra de las Malvinas, se montaron después de un largo proceso de envío de partidas de exploración que, en último término, consiguieron la información suficiente para organizar una serie de fructíferas operaciones ofensivas nocturnas. La oscuridad induce al caos, de manera que, por la noche, cuanto más sencillo sea un plan, más fácil resultará su cumplimiento y más posibilidades de éxito habrá. 

Si se necesita montar una operación compleja, cada fase debe ser sencilla si lo que se quiere es mantener el control a todas horas. 

Un requisito muy importante es el de informar con todo detalle a todos los participantes y ejercer el control de los movimientos hasta el punto de reunión. Se persigue con ello que todos los miembros de la unidad enviados al combate sepan exactamente cuál es su misión y cómo encaja ésta dentro del plan general. 

La ventaja de la sorpresa

La sorpresa es la mayor ventaja de un ataque nocturno. Pero la oscuridad no es en sí misma una garantía de éxito, particularmente si el enemigo posee modernos sistemas de visión. Por tanto, se debe engañar al contrario y reducir la eficacia de los aparatos mencionados. Éstos pueden ser destruidos por el fuego; también puede crearse un elemento de diversión usando iluminación, radares, sistemas infrarrojos activos o el ruido de vehículos oruga lejos del área principal de ataque; o pueden neutralizarse los aparatos de vigilancia y visión enemigos recurriendo a la luz blanca (que anula los medios de intensificación de imagen) o el humo (que hace lo propio con los de termoimagen) en momentos críticos de la batalla. Puede sacarse partido de la meteorología adversa y también, como en un ataque diurno, realizar una aproximación a cubierto de las vistas del enemigo. 

La planificación detallada de un ataque nocturno puede ser larga. En primer lugar, las partidas de exploración deben actuar principalmente en horas con luz solar, aunque la distancia hasta el objetivo puede obligar al uso de mapas y fotografías aéreas. 

Los objetivos deben ser fácilmente definibles. La anchura y la profundidad de los mismos deberían ser inferiores a las especificadas para un ataque diurno: por ejemplo, en una noche muy oscura y en un terreno muy cerrado, y contra un enemigo bien preparado, el frente de un equipo de combate no debería exceder los 50 metros

La coordinación de un ataque nocturno debe ser muy distinta de la de una operación con luz de día; a veces, moverse lenta y silenciosamente de noche demora más tiempo del que se había previsto. Por esta razón, en vez de determinarse de antemano, en ocasiones la hora H para un ataque de noche debe notificarse por radio a las tropas de asalto cuando se aproximen a su punto de reunión. 

Es esta flexibilidad la que permitió la realización de ataques nocturnos durante la guerra de las Malvinas a pesar de que en ocasiones comenzaron varias horas después de lo previsto. 

Plan de ruta

El plan de ruta debe prepararse con cuidado. Los caminos que vayan hasta el PR deben elegirse de forma que se eviten los aparatos de visión nocturna enemiga y que no pasen por puntos de referencia demasiado evidentes. Más allá del PR, los ejes de avance deben, siempre que sea posible, ser perpendiculares a la LI y llevar directamente al objetivo. 

Los rumbos y distancias de cada sector de la marcha deben calcularse con meticulosidad y trasladarse a mapas, y tales rumbos y distancias en pasos deben aprenderse de memoria. 

Cuando se transita por un terreno no familiar puede recurrirse a otros métodos. Por ejemplo, tropas amigas pueden disparar trazadoras con sus ametralladoras en modalidad de fuego sostenido sobre los objetivos preacordados, o bien puede echarse mano de una iluminación o un fuego de artillería establecidos anteriormente con el mando.

Plan de iluminación


Cualquier ataque nocturno requerirá la elaboración de un plan de iluminación. Éste puede ayudar a la orientación, incrementar la eficacia del fuego directo y el desenfilado, y empeorar las prestaciones de los equipos IR y de intensificación enemigos al saturarlos con luz blanca. Sin embargo, de un enemigo dotado de ayudas al combate nocturno puede esperarse que disponga de un plan de visibilidad de noche, utilizando radar e IR pasivos para detectar las primeras fases del avance de uno. Asimismo, puede usar luz blanca para iluminar objetivos a distancias a las que puedan ser empeñados por sus carros haciendo fuego directo. 

Cuando se haga contacto con el enemigo, puede esperarse que éste haga un uso sin restricciones de esa luz blanca, de modo que raramente un ataque nocturno permanecerá indetectado durante mucho tiempo. Pocas veces resultará viable organizar una ofensiva silenciosa. 

Fuego de apoyo

El apoyo de los morteros y la artillería a un ataque nocturno debe planificarse como si se tratase de una acción diurna. Debe estar coordinado para que empiece justo antes de que se pierda el elemento sorpresa. Si se pretende lanzar un ataque silente, el apoyo comenzará cuando se indique por radio o bien en el momento que se haya determinado de antemano. En este caso, los cañones baten objetivos sucesivos a tenor de las previsiones de avance de las tropas de asalto. Pero si la coordinación no funciona, este método puede resultar desastroso. 

Ayuda de los carros

Los carros pueden ser de gran ayuda en un ataque nocturno. Pueden proporcionar apoyo de iluminación hasta unos 1 200 m empleando sus proyectores, pero para evitar atraer el fuego enemigo, tales dispositivos deben utilizarse sólo en exposiciones cortas. Los carros deberán maniobrar entre una y otra exposición, y encender los proyectores desde lugares que el enemigo no pueda predecir. 

Asimismo, pueden proporcionar el mismo tipo de fuego de apoyo directo que en el transcurso de las operaciones diurnas, y pueden unirse a las tropas de asalto en el empuje hacia el objetivo para ayudarse mutuamente en la eliminación de focos de resistencia y la explotación del posible éxito. 

Como puede verse, son muchos y diversos los cabos sueltos que deben atarse si se pretende lanzar un ataque nocturno con garantías de éxito. El plan que se elabore debe ser sencillo y basarse en una exploración cuidadosa, en una información adecuada y en el elemento sorpresa. El control debe ser estricto; la navegación, precisa; la iluminación y el fuego de apoyo directo, muy bien coordinados; debe hacerse el mejor uso de los carros. 

NORMAS PARA UN ATAQUE NOCTURNO

1. Reduce los ruidos: sujeta con cinta todo aquello que pueda traquetear.

2. Ten el arma lista para disparar, con cargadores llenos siempre a mano.

3. Durante los asaltos en formación, asegúrate de que puedes ver siempre a los compañeros que avanzan a izquierda y derecha.

4. Atiende las señales que te hagan y pásalas siempre.

5. Cuando cambies de cargador, comunicaselo en voz alta a tus compañeros.

6. Lleva encima sólo lo que necesites para el combate.

7. Antes del asalto final a una posición, introduce siempre un cargador lleno al tiempo que calas la bayoneta.

8. No os amontonéis en el objetivo; mantened la dispersión y buscad posiciones dispuestas en profundidad.

9. No dejes a los muertos o heridos con munición o equipo vital, por ejemplo, una radio.


Marines de la 13ª Unidad Expedicionaria realizan un ejercicio de asalto nocturno en Djibouti, Africa.


Fuerzas Especiales de EEUU e Irak realizan un asalto nocturno "ruidoso".


Fuerzas Especiales de EEUU y Comandos Afganos realizan un asalto nocturno "silencioso" durante la operación Zombie Swarm.


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