lunes, 16 de mayo de 2016

Tácticas de Infantería nº20

EL CENTINELA TÁCTICO

El soldado de primera clase Rubén López y el soldado Zachary Martin informan sobre un vehículo sospechoso cuyos ocupantes toman fotografías de la ubicación de las fuerzas estadounidenses durante un entrenamiento en Camp Shelby, Mississippi, el 10 de Noviembre de 2012. (Stephanie Widemond / U.S. Army)

En una situación bélica, la mayor parte del tiempo se destina a preparar y planificar la batalla, esperando al enemigo o recuperándose de un combate previo. 

Habrá ocasiones en las que la tropa pueda relajarse y descansar, pero para que esto no perjudique la seguridad general siempre debe haber alguien alerta y defendiendo los intereses de los demás. La importancia de la labor del centinela no debe ser subestimada. Las vidas de los compañeros dependen del estado de alerta y la eficacia de, quizá, un solo hombre. 


Preparación 

El centinela debe recibir unas órdenes claras y concretas. Puede que deba hacer frente a una situación difícil y que tenga que tomar una decisión delicada. En consecuencia, cuando se instruya a un centinela no hay que omitir nada, no dejar ninguna cosa al azar y asegurarse de que entiende exactamente todo cuanto se le dice. Por su parte, el hombre que va a entrar de guardia debe entender todas las instrucciones, saber qué debe hacer si una persona o un vehículo se acercan a su puesto y de qué forma debe dar la alarma a los demás. 

Además de todo esto, el centinela debe conocer el santo y seña y la contraseña del día. De noche no es siempre posible identificar a alguien que se aproxime al puesto a menos que esté peligrosamente cerca de éste, de manera que siempre se debe recurrir a esta fórmula incluso cuando uno crea que reconoce a quien se le está acercando. Durante el día, sólo se pedirá el santo y seña cuando no se esté seguro de la identidad de alguien. 

Esta fórmula de identificación consta de dos partes y varía de una unidad a otra, por no decir entre los ejércitos de diferentes naciones. En algunos sitios, el santo y seña es el nombre de una ciudad, y la contraseña, un nombre de persona qué empiece por la misma letra que el santo y seña (por ejemplo, "Barcelona" y "Baltasar"). Pero las variaciones pueden ser, y son, muchas. En el ámbito de la OTAN, en el que a veces operan juntas fuerzas de diversos países e idiomas, se suele recurrir al código fonético internacional (el santo y seña puede ser "November" y la contraseña, "Tango"). Los santos y señas y contraseñas se cambian a diario. 

Cuando la seguridad está muy en juego —por ejemplo, en el frente—, estas fórmulas de identificación pueden ser más complejas y se pueden emplear combinaciones de letras, como ARPN: al santo y seña "Alfa Romeo", hay que responder "Papa November". Sin embargo, tampoco hay que extralimitarse y recurrir a palabras que puedan inducir a error. 

Otro sistema de santo y seña es emplear un solo número. Pongamos por caso que tal número es el siete. Si el santo y seña que se da es, digamos, "tres", la respuesta debe ser "cuatro" (porque tres más cuatro suman siete). Una vez más, los números deben ser sencillos para no obligar a la gente a hacer difíciles cálculos mentales. Si establecernos como número clave el 43, el centinela puede volarle la cabeza a alguien por la sencilla razón de que este alguien se ha equivocado al sumar. 

Pero el santo y seña no es sino una parte del procedimiento, que en campaña debe seguirse escrupulosamente. De no ajustarse a las normas usuales, el centinela puede confundir a las patrullas que regresan a las lineas y provocar bajas entre las fuerzas propias. Si una persona o grupo inesperado se acerca al puesto, hay que avisar al cabo de guardia (en un cuartel) o al sargento del pelotón (en el campo). 

En cualquier caso hay que dar el alto. El desconocido deberá ser detenido a una distancia a la que el resto del pelotón pueda abatir a cualquiera que intente echar a correr, pero no tan cerca para que pueda correr peligro la seguridad del propio centinela. Si la orden de alto no es obedecida, se dará la voz por segunda vez, y si esto tampoco surte efecto el centinela no tendrá otra opción que seguir el procedimiento normal y abrir fuego. 

Atenerse a las normas 

Las normas de identificación, ya lo hemos dicho, han de seguirse estrictamente, pues de no ser así pueden producirse accidentes fatales. Los errores más comunes son dar el alto a demasiada distancia —en cuyo caso, si quien se aproxima es enemigo, tiene la oportunidad de escapar— o demasiado cerca —y entonces puede que el enemigo intente reducir al centinela—. Otro error serio, sobre todo cuando la tensión del momento es alta, es olvidarse de alertar al sargento del pelotón o al cabo de guardia en cuanto se descubre a la figura que se acerca al puesto. 

Día y noche 


El sargento de 1ª Clase Chris Bridson observa la salida del sol sobre el desierto de Mojave en el sur de California, hacia el final de su guardia nocturna entre el 7 y 8 de febrero de 2013. (Tanangachi Mfuni / U.S. Army)

Cuando se está cansado, el sueño es la mejor de las recompensas y los hombres reclaman su parte, de manera que los turnos de guardia han de establecerse de forma cuidadosa y equitativa. De noche, los centinelas deberían trabajar siempre por parejas. Los turnos de guardia puedan durar un mínimo de media hora y no exceder las dos horas. Se recurrirá a los turnos más cortos cuando se opere bajo condiciones climáticas rigurosas. Hay que asegurarse también do que los relevos se efectúen según lo previsto, pues una demora imprevista puede alterar todo el esquema y poner en peligro la seguridad. Que alguien se quede dormido sucede incluso en los mejores ejércitos del mundo. 

Los relevos de los centinelas tácticos tienen todavía una importancia mayor. Es fundamental que, en los turnos de noche y si se hacen puestos por parejas. al menos uno de los hombres esté bien acostumbrado a la visión nocturna. Los centinelas deben estar alerta y no alarmarse por los ruidos de los animales nocturnos ni por la sombra y el movimiento de los árboles y arbustos, que en ciertos momentos pueden confundirse con siluetas de hombres. 

De día, los problemas deberían ser menos. Cuando se está en una zona fuera del contacto inmediato con el enemigo, bastará con que se coloque un centinela ordinario y uno aéreo y químico por sección. Si, además, no existe la amenaza de armas químicas, será suficiente con un centinela y observador aéreo por sección. Por el contrario, cuando se está en contacto con el enemigo, habrá que disponer un centinela táctico por cada pelotón y uno aéreo y químico por sección durante las horas diurnas, doblándose el número de centinelas tácticos durante la noche. 

Sistema de supervisión 

Todo este esquema es complicado de organizar y mantener. Por más motivados y mejor entrenados que estén todos y cada uno de los centinelas, el dispositivo de seguridad se vendrá abajo a menos que se supervise de una forma regular. Para ello existen varios métodos: aparte de las funciones propias de los cabos, los suboficiales al mando de los pelotones deben turnarse para mantener el control durante la noche, informando de cualquier novedad al teniente de la sección. A nivel de pelotón, el sargento de éste y su segundo establecerán turnos para supervisar los puestos de guardia y los relevos durante la noche; otra solución es que los propios centinelas se ocupen de relevarse, pero en cualquier caso deberán informar al sargento o cabo primero cuando se dispongan a despertar al compañero que debe sustituirles. Sea cual fuere el método que se emplee, hay que recordar que la supervisión de los mandos es siempre muy necesaria. 

De noche, uno de los dos centinelas puede estar armado con la ametralladora ligera del pelotón dotada de un intensificador de imagen o cualquier otro aparato de visión nocturna. De esta forma, este hombre proporcionará una potencia de fuego inmediata y concentrada que no sólo alertará a sus compañeros, sino que además les dará tiempo para ocupar sus puestos de combate. 

Observación especializada 

Las funciones del centinela aéreo y del de ataque químico se suelen combinar en un solo hombre. La tarea del primero, en el supuesto de que estén divididas, es sencilla: avisa al pelotón o a la sección de la inminencia de un ataque aéreo contra la unidad. Sin embargo, no debe empeñar aviones que ataquen a otros objetivos: esto es responsabilidad de los sistemas de armas de defensa aérea locales y, posiblemente, de las armas automáticas de su pelotón o sección. Por supuesto, el centinela aéreo debe ser un hombre familiarizado con los distintos tipos de aviones de ámbito táctico, pues debe ser capaz de distinguir entre aviones y helicópteros propios y hostiles: no obstante, el primer indicio de que un avión es hostil suele ser una rociada de proyectiles de cañón o el lanzamiento de bombas en dirección a la unidad. Sin embargo, antes de abrir fuego contra un avión atacante hay que tener presente que la mejor protección es la ocultación, es decir, que no se debe comprometer la posición innecesariamente. 

Los centinelas químicos se colocan lejos de la unidad y a favor del viento, y están equipados con papeles detectores, que indicarán la presencia de agentes vesicantes, así como, si se dispone de tal equipamiento, de una máquina llamada NAIAD (Nerve Agent Immobilized Enzyme Alarm and Detector) que detecta los agentes enervantes. Los productos químicos pueden ser lanzados por medio de proyectiles de artillería, cohetes o atomizando desde un avión. El centinela debe estar atento a estos tres tipos de amenazas, y entonces recurrir a los papeles detectores y a la máquina NAIAD. Llevará el equipo protector y debe alertar a la sección, tanto por radio como haciendo entrechocar dos objetos metálicos (dos tazas, por ejemplo) al tiempo que grita ¡Gas! ¡Gas! ¡Gas!. Si reacciona rápidamente, dará tiempo a sus camaradas de ponerse las máscaras y sobrevivir al ataque. 


La función de los centinelas tiene una importancia cruciaL Las guardias pueden ser aburridas, sobre todo cuando estás cansado y ves a los demás durmiendo en sus cálidos sacos. Pero nunca debes olvidar que si fracasas en el cumplimiento de tu cometido puedes ser el responsable de la muerte de tus compañeros. 

EL CENTINELA NBQ 


Soldados Estadounidenses del 7.º Destacamento Móvil de Asuntos Públicos practican el uso del detector de agentes químicos M-256 en Fort Hood, Texas (Ken Scan / U.S. Army) 

El centinela NBQ debe conocer lo siguiente:

1. La situación táctica del momento, es decir, todo cuanto se sepa acerca de las intenciones del enemigo sobre un ataque químico.

2. Su misión, a saber: alertar de un ataque NBQ en un plazo máximo de cinco segundos para que sus compañeros puedan llevar a cabo los procedimientos de descontaminación inmediata.

3. Cuándo empieza y cuándo termina su turno de guardia y dónde.

4. Cuál debe ser su posición durante su turno de guardia.

5. El momento en el que ocurra el ataque, para:

—dar la alarma

—observar el papel detector y, si se produce un cambio de color, informar de ello

—informar por radio del desarrollo del ataque

—cambiar el papel detector cada minuto hasta que no se produzcan más cambios de color, de lo que deberá informar al comandante de la unidad.

6. Qué nueva posición debe ocupar si el viento cambia de dirección.

7. Qué debe hacer ante las diversas formas de acarreo del agente: por niebla, humo o en forma líquida.

8. Las acciones que deben emprenderse ante aviones en vuelo bajo o personas sospechosas.

9. A quién debe informar y dónde se encuentra esta persona.

10. Los indicativos de radio que correspondan.

11. El santo y seña y la contraseña.

EL CENTINELA AÉREO 

El centinela aéreo debe saber:

1. La situación de su puesto.

2. La duración de su turno de guardia y el momento y el método de relevo.

3. La situación aérea, es decir, qué bando posee la superioridad aérea sobre el frente.

4. Su sector de observación, que no debe ser demasiado amplio pero tampoco muy limitado.

5. Los tipos de aviones hostiles que se esperan sobre el frente.

6. La manera de dar la alarma.

7. Las órdenes para abrir fuego.

8. La ocultación desde el aire.

EL CENTINELA ORDINARIO 


El cabo Michael Littrell hace guardia en un puesto de ametralladora como parte del entrenamiento de la 15.ª Unidad Expedicionaria de Marines en el Centro de Entrenamiento de Combate de Arta Beach, Djibouti, el 24 de Julio de 2015 (Jamean Berry / USMC)

El centinela ordinario debe conocer lo siguiente:

1. La situación de su puesto, la de los puestos aledaños y la del retén, refuerzo o grupo de apoyo en campaña.

2. Cuando debe ser relevado y por quién.

3. La forma en que va a ser relevado: esto es muy importante, pues de lo contrario pueden producirse accidentes imperdonables.

4. El estado de las fuerzas enemigas.

5. Los sectores de observación y tiro.

6. Qué debe hacer cuando oiga o vea actividad sospechosa.

7. Cómo alertar al resto de la unidad.

8. El procedimiento correcto de dar el alto.

9. Las órdenes para abrir fuego.

10. Las normas de ocultación y camuflaje.

11. Cuando las patrullas propias deben salir y regresar a la posición.

12. La situación de las minas, trampas explosivas. etcétera.

13. El santo y seña y la contraseña.

ASPECTOS DE LAS GUARDIAS EN CAMPAÑA 

1. En campaña, los centinelas deberán actuar siempre por parejas para poder prestarse apoyo mutuo.
2. Los puestos de guardia deben ser inspeccionados regularmente por el cabo o el suboficial.
3. Los centinelas deben saber por dónde se espera que regresen las patrullas enviadas a reconocer las lineas enemigas.
4. Los centinelas deberán cubrir un arco determinado desde buenas posiciones de tiro.
5. Si se emplea iluminación artificial, ha de procurarse no comprometer la propia posición.
6. En los puestos de guardia tácticos no se puede hablar.
7. La concentración ha de ser constante: un centinela descuidado pone en peligro la seguridad de todos y cada uno de sus compañeros.

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