INCURSIONES COSTERAS
Una noche sin luna y un tramo de costa desierta. En la silenciosa superficie del mar aparece durante un momento un periscopio, se mueve y después desaparece nuevamente bajo las aguas. Un solitario submarinista vestido de negro de la cabeza a los pies sale de entre las olas y alcanza la playa, entierra su equipo y desaparece entre los árboles. Otra operación de las Fuerzas Especiales está en marcha y el enemigo no sabe absolutamente nada al respecto.
Las operaciones de las Fuerzas Especiales a menudo empiezan y acaban en una playa. Incluso aunque la inserción aerotransportada es más rápida y flexible, cuando la seguridad y el secreto son lo primero a considerar, el comandante de la unidad normalmente optará por realizar la infiltración desde un submarino, desembarcando a sus hombres en botes hinchables o haciéndoles nadar hasta tierra. Así es cómo las Fuerzas Especiales desembarcan sus hombres y equipos desde el mar.
Los submarinos son autosuficientes y están fuera de alcance de las miradas indiscretas. Esto significa que las misiones anfibias de las Fuerzas Especiales se pueden llevar a cabo en lugares extremadamente alejados: al otro lado del globo si es necesario. El largo período de viaje puede ser una ventaja en sí mismo, ya que permite estudiar a fondo y analizar hasta la saciedad cada detalle del plan operacional.
Lo primero a tener en cuenta es el tipo de embarcación disponible para llevar al equipo al punto de desembarco. Cuando la seguridad es lo primero, normalmente suele ser un submarino, pero ello supondrá limitaciones a la cantidad de equipo que pueda transportarse, lo que quizás implique la necesidad de una misión de reabastecimiento. No obstante, para infiltrar pequeños grupos de personas en el curso de operaciones ya en marcha o para efectuar incursiones, el submarino es el vector ideal.
El primer trabajo del jefe de equipo es familiarizarse con las características de la embarcación asignada a la operación. Entre otras cosas, ello determinará cómo hay que empaquetar el equipo del grupo, pues todo deberá estar guardado en envolturas impermeables. El espacio es muy limitado en los submarinos, pero hay sitio en los compartimientot inundables para artículos tales como los botes hinchables, y allí es donde se guardan.
La misión se puede dividir en cuatro fases:
1- Desplazamiento hasta el punto de desembarco. Esta parte de la operación está normalmente bajo control y a cargo de personal regular de la Armada.
2- Traslado desde el submarino hasta la lancha de desembarco y desplazamiento hasta el lugar de aterraje.
3- Recogida de la lancha de desembarco. Ésta puede ser destruida, escondida o llevada devuelta al submarino por personal naval.
4- "Esterilización" del lugar de desembarco y desplazamiento hasta el área operacional
Las únicas variaciones de este tema pueden consistir en el uso de lanchas indígenas —barcos de pesca, por ejemplo— que se reúnan con el submarino a considerable distancia de la costa. Los hombres y material pueden ser entonces trasladados e infiltrados bajo la tapadera de las actividades diarias del barco.
El gobierno de botes ligeros es una técnica especializada y, aunque forma parte del adiestramiento general de las Fuerzas Especiales, el comandante de la unidad aprovechará el viaje por mar hasta el punto de desembarco para repasar los ejercicios especiales, como la salida del submarino, además del traslado de hombres y material al medio de desembarco.
El ejercicio físico también desempeña un importante papel en la vida a bordo, pues hay que asegurarse de que los hombres se mantienen en las mejores condiciones para llevar a cabo la operación. Esto supone un problema muy particular cuando el buque nodriza es un submarino, que suele efectuar todo el viaje en inmersión. La moderna generación de submarinos suele cruzar rutinariamente los océanos sin salir a la superficie y no hay mucho espacio a bordo para practicar la gimnasia.
Desde una embarcación de superficie, el procedimiento de transbordo es muy simple. Se inflan las lanchas de desembarco y se lanzan al agua por el costado. Se descuelga una red y el equipo operacional se instala en los botes, distribuye su equipo e inicia su largo viaje hacia la playa.
Y será un viaje largo. Para mantener la seguridad, el submarino nunca sobrepasará la línea del horizonte —vista desde la playa—, lo que puede suponer una distancia de más de 30 kilómetros.
Los motores fueraborda son notoriamente ruidosos. Hay versiones eléctricas que son casi silenciosas, pero tienen un alcance muy limitado. Para solucionar este problema, el medio de desembarco puede ser remolcado cerca de la costa por un barco fabricado expresamente para ello: de bajo perfil y con un motor interior silencioso. La lancha de desembarco se abre camino después a solas los últimos tres o cuatro kilómetros hasta la playa mediante el esfuerzo muscular de los miembros del equipo de las Fuerzas Especiales: a golpe de remo.
El transbordo desde un submarino al medio de desembarco es mucho más fácil, o quizá más difícil, dependiendo de cuál de los tres métodos se elija. Si el submarino puede salir a la superficie, los botes hinchables pueden ser lanzados por la borda, el grupo de desembarco sube a ellos y allá van. En una variante muy interesante de este método, los botes son colocados sobre la cubierta del submarino y la tripulación sube a ellos, para que a continuación el submarino se sumerja y las lanchas queden flotando sobre la superficie.
Otra alternativa es que el submarino ascienda justo por debajo de la superficie, sacando fuera del agua sólo el extremo superior de la torreta, mostrando asi el mínimo perfil posible incluso para los radares enemigos. El grupo de desembarco sale y guiándose por la brújula nada hasta el punto de desembarco, o bien hincha los botes en el agua y se traslada a remo.
La técnica más segura de todas exige que el grupo de desembarco salga del submarino bajo el agua, normalmente con el buque totalmente detenido y posado en el fondo. Los incursores llevan equipos de buceo autónomo, salen por una escotilla estanca y nadan bajo el agua hasta el lugar de desembarco.
El personal de las Fuerzas Especiales que lleva a cabo misiones como ésta tiene que estar altamente entrenado y muy, muy en forma. Si la misión exige el empleo de técnicos o especialistas de cualquier tipo que no sean buceadores profesionales, entonces la pareja inicial saldrá del submarino con los botes neumáticos, que llevarán hasta la superficie. El resto del equipo puede realizar entonces "ascensos libres" utilizando la escotilla de escape ordinaria del submarino, para unirse a los buceadores y abrirse paso hasta la playa.
En marcha
En cualquier circunstancia, exceptuando una calma chicha, será imposible ver la costa durante la mayor parte del viaje, excepto cuando se esté en la cresta de una ola. Incluso entonces probablemente no se tenga tiempo para fijar con exactitud el objetivo. Hay que navegar mediante brújulas y ello resulta satisfactorio siempre que se sepa dónde se está.
Desgraciadamente, los mares y océanos nunca están quietos. Excepto durante un breve periodo en pleamar y bajamar (denominado "de aguas perezosas"), están constantemente en movimiento y no en dirección a la playa o desde la playa. Además de esto, hay corrientes costeras con las que bregar y, aunque puede que se desplacen en la misma dirección todo el tiempo, no siempre lo hacen a la misma velocidad.
Estos factores son mucho peores en algunas partes del planeta que en otras. El Mediterráneo, por ejemplo, no tiene mareas de las que merezca la pena hablar, pero en el mar del Norte o el canal de la Mancha hay una diferencia de hasta 15 metros entre mareas. En torno a las Islas del Canal hay cuatro mareas en vez de las dos habituales.
Es imposible compensar todos estos factores, de modo que el comandante del submarino habrá calculado el punto de traslado teniendo en cuenta todos los factores conocidos. Aun así, el grupo de desembarco tendrá que trabajar duro para mantener el rumbo, y toda la ayuda que pueda recibir será de agradecer.
Si no hay comité de recepción en la playa, el grupo de desembarco se guiará por sí solo, usando la brújula, el sol o las estrellas, además de la observación de la linea costera, y tendrá bastante suerte si consigue llegar justo al lugar prefijado, a no ser en condiciones excepcionales.
Si hay un grupo de playa, puede ayudar con luces visibles, bien resguardadas y permitiendo que sólo se vean desde el mar; balizas infrarrojas, que el grupo de desembarco puede localizar utilizando gafas especiales, sonidos bajo el agua y radio.
La zona de rompiente no está muy lejos de la costa. Cuando el grupo de desembarco está muy cerca de su límite exterior se detienen y mantienen su posición. Los buceadores exploradores se sumergen, se aproximan a la playa y la reconocen. Cuando están seguros de que no hay actividad enemiga, hacen señales al resto del grupo para que desembarque.
No hay excepciones en este procedimiento. Aun cuando pueda haber un comité de recepción esperando, con su perímetro de seguridad establecido y sus patrullas de reconocimiento, siempre se efectuará su propio reconocimiento.
6 consejos para salir de un submarino en superficie
1- Los submarinistas y los soldados deberán ser adecuadamente instruidos sobre el plan de desembarco.
2- Inspecciona bien todo tu equipo.
3- Espera a que los submarinistas ocupen sus puestos para dar órdenes a los tuyos.
4- Los buceadores salen por parejas de la torreta del submarino.
5- Formad en la sala de control con todo el equipo. Si hay espacio, la primera pareja puede estar lista en la torreta mientras el submarino sale a la superficie.
6- Si es posible, ensáyalo todo varias veces.
BÚSQUEDA SUBMARINA
1- Todo el equipo debe estar totalmente preparado antes de entrar en el agua.
2- Todo el personal debe estar completamente informado sobre el papel que va a desempeñar en la búsqueda.
3- Si las condiciones del agua no son ideales (buena visibilidad. buen tiempo y corrientes inferiores a 1 nudo). se deberán realizar ensayos siempre que sea posible.
4- Si el área tiene un lecho marino fangoso o blando. los buceadores deberán tener cuidado de evitar remover la arena. Deberán permanecer a más de 1 metro por encima del fondo si es posible para que los movimientos de sus aletas no revuelvan el lecho.
INFILTRACIÓN SUBMARINA
Ya que el radar y las armas antiaéreas son cada vez más eficaces, el uso de submarinos está alcanzando gran difusión como método para infiltrar fuerzas de operaciones especiales. La clave de cualquier infiltración reside en su brevedad, sencillez y seguridad. Las operaciones submarinas en las que se emplean equipos de buceo autónomos constituyen una forma muy segura de infiltración por agua sobre distancias cortas.
Mascarilla: Puedes probar si una mascarilla se ajusta correctamente de dos maneras.
1- Sujétala suavemente en su sitio con una mano. inhala por la nariz y suelta la mascarilla. Esta deberá mantenerse en su sitio, sujeta por la succión.
2- Ponte la mascarilla y ajusta la correa; inhala por la nariz y. si la mascara se cierra herméticamente, también lo hará en el agua. Utiliza una que tenga cristal de seguridad irrompible, los de plástico se empañan rápidamente y se arañan con facilidad.
Seguridad: Parte del equipo deberá llegar a tierra por delante del grupo principal para comprobar que la playa está despejada. Tras salir a la superficie y quitarse las mascarillas ya fuera del rompiente, el equipo de seguridad sale a la orilla y comunica "Despejado" al resto de los hombres cuando ha examinado la zona de la playa
Poca profundidad: Intenta efectuar tu aproximación a la mínima profundidad posible para que tu abastecimiento de aire dure más y tú y tu equipo no sufráis los problemas que se derivan de las largas inmersiones a grandes profundidades. Hay otra razón: a los sistemas de detección de buceadores les resulta más difícil detectar a las personas a poca profundidad.
Cargas de combate: Las cargas de combate deben ser ligeras y pequeñas, y deberán incluir sólo el equipo, las armas y la munición necesarios para la misión. Debes tener un buen plan de descarga de equipos y preferiblemente haberlo ensayado antes del desembarco.
Aletas: Se puede enganchar un cable de seguridad a cada aleta y atarlo a tus tobillos para impedir que pierdas la aleta si se rompe una correa o si la fuerza del agua te la arranca. No uses aletas con superficies blandas o pequeñas.
Cuchillos: Todos los buceadores deberán llevar un cuchillo resistente a la Corrosión, como el de acero inoxidable, y un mango de plástico o de goma. Los mangos de madera tienen que ser pintados, engrasados o encerados para impermeabilizarlos, con lo cual resultan bastante inútiles, y los mangos de corcho o de hueso se deterioran cuando se sumergen en agua salada.
Vehículos de transporte de buceadores: La mayor distancia razonable que debe cubrir un equipo de buceadores es de 1 500 metros. Si el submarino no puede acercarse a esta distancia del objetivo, entonces deberán emplearse vehículos de transporte automóviles para reducir la fatiga.
PRECAUCIONES EN EL MAR
1- ¿Hay patrulleras enemigas transitando con frecuencia en la zona?
2- Los pesqueros pueden ocasionar enfrentamientos embarazosos y deben ser evitados.
3- Las rocas y demás peligros que puedan dificultar la orientación no deben ser pasados por alto.
4- A veces habrá obstáculos submarinos en el camino, por lo que la ruta hacia la playa debe ser comprobada.
5- Una minuciosa comprobación de las condiciones meteorológicas es importante, y se deberá enviar un informe meteorológico antes de que la fuerza incursora desembarque.
6- Necesitarás un punto de desembarco seguro que facilite la llegada de la fuerza incursora a salvo y sin hacer ruido.
7- Al equipo de reconocimiento se le habrá dado un tiempo y una fecha para traer a los incursores, y para entonces todo su trabajo deberá estar terminado. Deberán conocer el terreno como la palma de su mano y, en particular, qué rutas disponen de mejor cobertura. Tras comprobar el estado de la mar y enviado su informe meteorológico, permanecerán alerta en el área de desembarco para recibir a las tropas incursoras.
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