miércoles, 18 de noviembre de 2015

Tácticas Antiguerrilla nº4

OPERACIONES ANTIGUERRILLA

En lo que a Guerra Asimétrica se refiere, podemos distinguir tres tipos de "combatientes" no convencionales. A saber: los insurgentes, los guerrilleros y los terroristas. Un guerrillero es, en el sentido tradicional de la palabra, un combatiente que aplica "tácticas irregulares de combate" para atacar a un ejército (por ejemplo el SAS Británico o el GOE Español, en el sentido más tradicional). Un insurgente es un individuo o grupo que se rebela contra un gobierno "reconocido" (por ejemplo, los Minute Man Americanos). Un terrorista es, en el sentido tradicional, alguien que usa los actos basados en el terror contra objetivos indiscriminados (a menudo civiles), para debilitar al "enemigo" (por desgracia, de estos últimos tenemos muchos ejemplos, piénsese en Al Qaeda, Abu Sayyaf o ETA).

Es importante hacer esta distinción para futuras entregas de Manuales de Contrainsurgencia, Contraguerrilla y Contraterrorismo. Hoy, vamos a analizar las operaciones antiguerrilla....

"Las Fuerzas de Seguridad Rodesianas constituyen uno de los ejércitos potencialmente mejores del mundo. Este potencial se ha conseguido sólo a costa de un duro entrenamiento y de conocimientos profundos..." Así reza parte del preámbulo a la edición de 1975 del manual antiguerrilla de las propias Fuerzas de Seguridad Rodesianas. 

El desenlace de la guerra en Rodesia fue decidido por los políticos en Lancaster House (Londres). Ello supuso un golpe tremendo y amargo para dichas Fuerzas de Seguridad, que siguieron dictando la ley del conflicto rodesiano hasta el cese de las hostilidades. Las lecciones que extrajeron, mejoradas y enmendadas a lo largo de 14 años de guerra, no pueden ser ignoradas. 

El terreno del sur del continente africano varía enormemente, yendo de la vegetación espesa a las regiones montañosas, pasando por áreas semidesérticas. El despliegue de fuerzas militares está también influido por el clima, con sus diferenciadas estaciones lluviosas y secas. Por lo general, la situación militar tiende a calmarse durante la época húmeda, pues a nadie le gusta operar en mitad del frio A veces, la guerrilla aprovecha estas condiciones adversas para trasladarse sigilosamente de una a otra zona. 

Efectos del clima

El terreno y el clima pueden limitar la movilidad de los vehículos y reducir los alcances de emisión y recepción de los aparatos de radio. El clima también puede afectar a las tropas en mala forma física y a aquellas que no hayan sido inmunizadas contra enfermedades tropicales. 

Las fuerzas enemigas


"En el Africa central y meridional, el enemigo es muy diferente del que se puede encontrar en otros teatros de operaciones". Esta afirmación no debe ser tomada por una declaración de racismo. 

En una ocasión, un recién llegado al Ejército rodesiano recibió esta advertencia sobre los guerrilleros africanos: "No cometas el error de pensar que son como nosotros. Cuando intentes figurarte cómo puede reaccionar un guerrillero, piensa qué harías tú en una situación parecida. Pues lo más probable es que él haga lo contrario".

Hay que estudiar al enemigo para descubrir sus puntos débiles, pero, como en cualquier otra guerra, nunca jamás hay que menospreciarle. Desgraciadamente, demasiados soldados en Africa han demostrado poco respeto por sus adversarios y lo han pagado con el pellejo. 

El guerrillero africano puede ser tanto un hombre como una mujer. Los combatientes suelen ser bastante jóvenes, de 16 a 30 años. Por lo general, son pocos los que reciben un entrenamiento que pueda decirse especialmente bueno. Sin embargo, todos ellos saben apuntar y disparar un fusil o ametralladora y lanzar una granada. Lo que le falta en aptitudes militares, el guerrillero lo compensa con su conocimiento natural del entorno, el bosque y el chaparral. Suele estar en una estupenda forma física y es capaz de desplazarse a pie a un paso increíble. Pero su mayor ventaja es, quizá, su posibilidad de mezclarse con la población local, en otras palabras, de desaparecer. 

El guerrillero rural suele estar bastante bien equipado, con carabinas SKS o fusiles de asalto AK. Las ametralladoras acostumbran ser las RPD y RPK. Muchos grupos llevan también lanzagranadas RPG-7. Las granadas son abundantes. 

Los militares


El soldado encuadrado en una unidad desplegada en operaciones antiguerrilla ha de ser mejor que su oponente. En Rodesia, una patrulla típica de la "Fire Force" consistía en cuatro hombres. 

El jefe, que solía ser un suboficial, llevaba un mapa y una radio, y recibía las órdenes de un oficial que sobrevolaba el área en un helicóptero. El suboficial y dos de sus hombres estaban armados con fusiles FN de 7,62 mm. Los dos fusileros se turnaban para llevar el botiquín de la unidad (que, como la radio, era algo de lo que a veces carecian los grupos guerrilleros). 

El cuarto infante cargaba con una ametralladora FN MAG de 7,62 mm. Era, invariablemente, el hombre más corpulento del grupo, toda vez que debía de ser capaz de llevar el arma durante cuatro horas seguidas sin descanso y todavía poder proporcionar la principal potencia de fuego de la unidad. A veces tenía que disparar la MAG desde la cadera, e incluso desde el hombro. Los demás miembros del grupo llevaban munición adicional para la ametralladora. Todos llevaban granadas. La mayoría de los soldados preferían una mezcla de granadas rompedoras y de fósforo blanco además de las fumígenas. 

A veces se empleaban también pistolas. El arma de ordenanza era la española Star de 9 mm, pero había soldados que preferían usar armas cortas pagadas de su bolsillo, entre las que había revólveres cortos S&W del 0,38, Browning de 9 mm e incluso los 0,44 Magnum. También los cuchillos eran de elección personal. 

Uniformes informales

En el chaparral africano no existía uniformidad. Se usaban las prendas más cómodas y funcionales. No eran raras las combinaciones de pantalones cortos, camisetas y zapatillas deportivas, aunque había quien optaba por prendas miméticas y un calzado algo más robusto. También los correajes eran de elección personal. Casi nadie llevaba los reglamentarios, pues la mayoría tendía a usar los de chaleco o pectorales. Estos últimos estaban basados en los excelentes correajes empleados por el enemigo. Asimismo, había muchos soldados que adaptaban equipo tomado al enemigo para confeccionarse cinturones y cinchas más de su gusto. 

En Africa, la principal ventaja de las fuerzas regulares respecto de la guerrilla estaba en que las primeras podían contar con cobertura aérea. Es cierto que algunos países del Tercer Mundo tenían a veces reactores de combate modernos, pero por lo general carecían de personal entrenado para mantenerlos en vuelo. Aunque estos mismos países tenían el respaldo de asesores soviéticos y cubanos, lo cierto es que sólo en contadas ocasiones se les encontraba en las zonas de operaciones. 

Mando y Control


Debido a su naturaleza tan particular, las operaciones antiguerrilla exigían mucho más de los mandos inferiores que las guerras más convencionales. En las misiones de búsqueda y destrucción de un enemigo tan esquivo se usaba un esquema de pequeñas unidades cuya tarea era localizar y/o eliminar al contrario. Muchas veces se pedía que estos grupos reducidos operasen aisladamente, lejos de su base, durante largos períodos. En consecuencia, los mandos interiores tenían que tomar decisiones sobre la marcha. 

Sucedía con frecuencia que uno de estos mandos se veía convertido en el único representante de la autoridad militar en una vasta zona. Entonces tenía que ser capaz de comunicarse con las autoridades civiles y la población local. Semejante tarea exigía un tacto, un sentido común, una diplomacia y una capacidad de juicio de primer orden. 

Los medios más idóneos

En las operaciones antiguerrilla, los vehículos acorazados solían verse limitados por el terreno y otros factores. Podían usarse en la escolta en carretera y en funciones de patrulla, además de en los bloqueos y controles. 

Las ametralladoras pesadas servían a veces para para proteger ciertos puntos especialmente sensibles. En otras ocasiones eran empleados en apoyo de la infantería. 

Los Grey's Scouts rodesianos demostraron las muchas posibilidades de las tropas montadas en la guerra del chaparral. Comparado con un infante. un jinete puede llevar más peso y moverse más rápido y a mayores distancias. Sin embargo, hay lugares en los que ni un caballo puede operar eficazmente. 

CLAVES PARA COMBATIR EN EL CHAPARRAL 

1. Hay que adaptar las armas y equipos al terreno. La munición y el agua son primordiales.

2. En la guerra de Rodesia, los militares solían contar con apoyo aéreo. pero ha habido situaciones en las que el enemigo ha contado con sus propios recursos de aviación de combate.

3. Las operaciones antiguerrilla exigen un buen liderazgo a nivel de pelotón y sección: muchas veces es una guerra del mando inferior.

4. Hay que estudiar al enemigo. La guerrilla africana recibe un entrenamiento muy distinto del de las fuerzas europeas y muchas veces puede reaccionar de una forma inesperada.


Entrenamiento en el Chaparral de las Fuerzas de Seguridad Rodesianas


Los Grey´s Scouts Rodesianos realizando un entrenamiento de tácticas antiguerrilla

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