DEFENDER UNA CASA
Cuando se defiende una posición estática,
una de las prioridades es impedir como sea que el enemigo pueda acercarse a la
misma. Esto puede hacerse de dos maneras. En primer lugar, concentrando la
máxima potencia de fuego contra el avance de las tropas de asalto, y en
segundo, poniendo obstáculos en su camino. Esto último ralentizará su ataque y
lo hará más difícil y peligroso, pues obligará al asaltante a seguir por unas
rutas que previamente habrá elegido el defensor. En esta entrega de las
técnicas de combate urbano veremos el tipo de obstáculos que emplean los soldados del Ejército norteamericano para defender pueblos y ciudades.
Los obstáculos antipersonal son ligeros
—las barricadas y las alambradas son los más comunes—, pero esto no significa
que se puedan levantar rápidamente. Las alambradas se suelen emplear en
combinación con varios tipos de artificios explosivos para crear un obstáculo
en profundidad. Las minas son particularmente idóneas debido a la dificultad de
neutralizarlas: aparte de estar diseminadas por una amplia área, su detección y
desactivación pueden costar vidas.
Si un campo de minas es apoyado con fuego
de armas individuales y colectivas de tiro tenso, el paso a través de él será
difícil y costará al enemigo un buen número de bajas.
¿Dónde colocar una alambrada?
Como sucede con cualquier otra posición
defensiva, la situación es muy importante. Un obstáculo minado y alambrado no
sirve de nada si el enemigo puede rodearlo.
Deben elegirse lugares como cruces de
calles, y callejuelas y pasajes estrechos, pero no hay que olvidar a los
edificios propiamente dichos. Una habitación llena de alambre de espino es un
obstáculo muy difícil de salvar. Debido a su escasa entidad física, el alambre
resiste muy bien los efectos de las cargas de demolición explosivas.
Salvo que el enemigo consiga lanzar un
vehículo contra las alambradas y abrir un pasillo, seguramente no tendrá más opción
que acercarse y cortarlas a mano o volarlas, una perspectiva nada interesante
cuando se está bajo el fuego automático proveniente de posiciones dominantes.
Pero si, además, se han añadido "trampas para bobos" al obstáculo, la
tarea es casi imposible.
El alambre de espino en espiral o alambrada
plegable (o concertina) es muy fácil de manejar y colocar. Se presenta adujado
en rollos, pero, una vez liberado, se despliega formando una especie de barrera
tan alta como profunda. Y, desde luego, no es de ese tipo de alambre que puedas
ver en los prados para retener a las reses.
En vez de pinchos, presenta unas pequeñas
hojas muy afiladas (como menudas hojas de afeitar) capaces de abrir al instante
incluso los guantes más gruesos. Enfrentado a tres o cuatro filas de concertina
que quizá le llegan a la altura de la cabeza, el infante está atrapado. No le
queda más opción que buscar otra vía de aproximación al objetivo.
Sólo los vehículos acorazados pueden
penetrar fácilmente a través del alambre, pero para tal eventualidad habremos
colocado minas contracarro delante del obstáculo, allí donde nuestro fuego
automático impedirá que puedan acercarse los zapadores con sus
detectores.
Bien combinadas, las alambradas y las
minas constituyen una forma muy barata de detener el avance enemigo, pero levantar
una barrera eficaz requiere tiempo.
El alambre de espino también puede
colocarse dentro de las casas. Cualquier cosa que pueda retrasar al enemigo,
favorece al defensor. Colocaremos la concertina en pasillos y escaleras,
llenando todo el espacio posible. Si no es posible fijar el alambre al suelo,
las paredes y los techos, lo desplegaremos en estacas de madera para impedir
que los asaltantes intenten apartarlo empujando con puertas u otros escudos
improvisados.
No hay que olvidar las azoteas, que deberemos
defender contra tropas heliportadas y soldados a pie. En los terrados mezclaremos
la alambrada con gruesas estacas de madera o metal para impedir que los
helicópteros se acerquen demasiado.
También colocaremos alambre de espino en
las barandas de los terrados para que el enemigo no pueda utilizarlos para
pasar de una casa a otra ni para hacer rappel desde los tejados a las ventanas
de los pisos superiores.
La concertina es, asimismo, un buen
obstáculo en las ventanas. Los defensores pueden hacer fuego a través de ella,
pero impide que el enemigo pueda entrar por ellas. Y si es lo bastante tupido,
el alambre de espino impedirá incluso la entrada de granadas de mano, aunque lo
mejor será reforzarlo con tela metálica.
Situada y asegurada de la forma conveniente,
una alambrada es un obstáculo impenetrable en túneles y alcantarillas, más aun
si se combina con minas y trampas explosivas.
Trampas para carros
Sin embargo, la alambrada no sirve de
mucho frente a los vehículos. Sólo tres obstáculos detendrán a un carro: una barricada
contracarro preparada expresamente, como los caballos de Frisia (que consisten
en tres vigas de acero de 1 a
2 metros
de largo soldadas y empernadas en dos cruces tridimensionales) en número
suficiente para llenar toda una calle; una pila de cascotes o vehículos llenos
de escombros, tan pesados que el carro no pueda empujarlos a un lado; o un
socavón o embudo de bomba que ocupe toda la anchura de la calle.
Pero incluso en estos casos será necesario
unir los obstáculos con minas contracarro y contrapersonal, y cubrirlos con
fuego tenso automático. No se trata tanto de cerrar el paso a perpetuidad como
de detener al carro lo bastante para que pueda cazársele con un lanzagranadas
o, mejor todavía, un misil.
Una forma de cerrar una calle es llenar de
alambrada la travesía y volar las casas de los alrededores. Las minas y trampas
explosivas colocadas entre los escombros harán mucho más difícil la labor de limpieza.
Otra manera es llenar varios vehículos con
cascotes y tierra, llevarlos hasta el cruce de calles y dejarlos allí
bloqueando, cubiertos siempre por fuego automático.
Si no se dispone de vehículos pesados, una
solución es conseguir cuatro coches y colocarlos en forma de cuadrado. A continuación
se vuelcan sobre un costado y se llena el espacio central con tierra y escombros.
Si se puede echar cemento en el interior y por fuera, tanto mejor.
Minas y trampas
Las minas pueden ser desde unos cuantos
gramos de explosivo plástico mezclado con clavos o cualquier trozo de metal,
hasta ingenios producidos industrialmente y capaces de reventarle una oruga a
un carro de 60 toneladas. Pueden ser del tamaño de una moneda o tan grandes
como una papelera. Las minas de plástico no contienen partes metálicas, por lo
que no pueden ser descubiertas con detectores de metales.
Las minas son tan eficaces cuando están
cubiertas con fuego automático, como cuando el defensor las coloca en lugares
que no pueda observar en todo momento.
Pero, debido a que son activadas por el
movimiento, pueden ser tan peligrosas para las tropas amigas como para el enemigo.
Nunca deben colocarse minas y trampas explosivas sin anotar su situación y
registrarla en un plano o mapa.
También es importante la forma de disparo.
Puede ser por cable, por presión o por ausencia de ésta, o bien por algún
dispositivo de control remoto. Otra cosa que debe anotarse en el plan de minas es el artificio de disparo de cada mina.
Cuando se mina un edificio o un trecho de
terreno, debe haber señales que así lo indiquen. Estos signos por sí solos
pueden debilitar la moral del enemigo y obligarle a moverse con más lentitud y
cautela, lo que a veces bastará para hacerle caer bajo el fuego del
defensor.
La imaginación puede ser muy importante
cuando se decida cuándo y dónde colocar tales avisos. El defensor da la información correcta a
las fuerzas propias y deja que el enemigo piense lo que le plazca. Después de
todo, los carteles son mucho más baratos que las minas.
Por esta razón, debe saberse siempre dónde
uno ha colocado todas las minas. De lo contrario, la sustitución de una unidad
por otra podría ser muy peligrosa para la recién llegada. Cada unidad debe
tener un hombre —y uno de reserva por si le sucede algo al primero— entre cuyas
tareas esté el control e información sobre los campos minados propios.
Ralentizar
Las minas y trampas explosivas no deben
colocarse de cualquier manera. Por supuesto, hay lugares evidentes donde situarlas,
como debajo de los escalones, en el alféizar de una ventana o detrás de una
puerta, pero la disposición debe ser variada para obligar al enemigo a
detenerse y buscar los explosivos. Si una mina consigue ralentizar a un
atacante lo suficiente para que el defensor pueda hacer fuego sobre él, ha sido
tan eficaz como si hubiese sido detonada.
Los artificios explosivos deben colocarse
en profundidad. Si descubre uno, quizá el infante enemigo se confíe un poco, lo
suficiente para ser alcanzado por el siguiente antes de que haya tenido tiempo
de concentrarse de nuevo en la tarea. La mina antipersonal M14 del US Army es
ideal para este fin. Es pequeña —como una moneda de diez duros— y puede
ocultarse fácilmente, y, como está hecha enteramente de plástico, es muy
dificil de detectar. Pese a su tamaño, puede ocasionar una herida muy
fea.
La granada antipersonal M16, mucho mayor,
es ideal para cubrir grandes superficies, como azoteas, patios y sótanos. Lo
mejor es activarla desde un lugar a treinta o más metros de distancia, con un
cable o cuerda fijado a su pasador de seguro. Quizá los asaltantes verán el
cable de disparo, pero para entonces estarán en una posición tal que no les
servirá de nada el hallazgo.
Explosivos Plásticos
Las minas Claymore actúan exclusivamente
por la acción explosiva. Podemos fijar metralla en torno a ella para convertirla
en una mina antipersonal o utilizarla para demoler paredes. Asimismo, pueden
extraérsele los 675
gramos de explosivo plástico que contiene y emplearlos
para hacer pequeñas "trampas para bobos". El explosivo plástico es
bastante seguro de manejar. Puedes tirarlo, darle con un martillo e incluso
utilizarlo como combustible cuando no tengas otra cosa a mano. Para hacer
explosión necesita un detonador. Debido a que es como una plastilina, es ideal
para preparar trampas.
Las minas contracarro M15, M19 y M21, más
pesadas, pueden usarse con o sin cable disparador. Si se emplean tal cual, se
colocarán en un lugar en el que el carro al que inmovilicen quede obstruyendo
el paso.
PRENDAS Y EQUIPO
1. El equipo ha de ser el mínimo imprescindible para que puedas moverte libremente dentro de la casa y a través de boquetes y ventanas. Debes llevar la máscara antigás, agua y toda la munición que puedas.
2. Los chalecos antibala con cartucheras y bolsillos integrados son mejores que los correajes ordinarios. pues en ellos el peso está mejor repartido y no se engancharán cuando pases por sitios difíciles.
3. Un complemento vital son unos protectores auditivos. Deben reducir el fragor del tiroteo pero permitirte oír las voces de mando.
4. Consigue rodilleras y coderas, que empaparás en agua antes de entrar en combate.
5. Lleva puestos el casco y las gafas de plástico para proteger el rostro y los ojos del polvo y los fragmentos de ladrillos.
6. Lleva contigo dotaciones adicionales de apósitos de campaña y morfina.
PUESTOS DE TIRO
En primer lugar habrá que reconocer el terreno para delimitar los sectores de tiro y ver la forma en que éstos pueden solaparse. Después se decidirá dónde abrir las troneras en las paredes. También debe tenerse en cuenta el camuflaje; las aberturas como las de la ilustración de arriba atraerán el fuego enemigo. La idea es poder ver sin ser visto, matar sin que te maten. En defensa, la ventaja reside en que no hay que moverse y que, en una ciudad, hay muchos lugares en los que protegerse. Actúa profesionalmente y no pongas en evidencia tu puesto de tiro.
En el camuflaje lo que cuenta es la imaginación. Abre una tronera y cúbrela con una puerta, o hazla pasar por un impacto de proyectil.
El mejor camuflaje es aquel que te permita ver y disparar a través de él, y te mantenga oculto en la sombra
Soldados Rumanos repelen un ataque simulado a un edificio por parte de tropas Estadounidenses y Macedonias en el marco del Ejercicio Saber Junction.
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