jueves, 4 de agosto de 2016

Tácticas de Infantería nº26

INFILTRACIÓN TÁCTICA 

La infiltración es difícil, peligrosa y requiere una gran pericia, paciencia y determinación para poder llevar un pequeño grupo de hombres a través de las lineas enemigas o de terreno ocupado por el enemigo. Esto a veces implica escindir una unidad en varias partidas menores para facilitar su inserción en el territorio hostil y después reagruparse para formar la unidad original y poder ejecutar la operación prevista. La infiltración es una táctica que puede llevarse a cabo tanto en la guerra convencional como en la de guerrillas. En la mayoría de las circunstancias, la inserción en territorio enemigo se hará a pie, aunque a veces podrá ser facilitada por vehículos o helicópteros. 


Silente e Invisible 

El secreto de una infiltración eficaz reside en el dominio de las técnicas básicas de combate de infantería. Si se te ordena que alcances un objetivo por infiltración a través de las líneas del contrario, significa que vas a estar muy cerca de las fuerzas enemigas. En consecuencia, el equipo que lleves ha de ser el indicado para moverse con rapidez, en silencio y —en la medida de lo posible— sin que te vean. No cargues con pertrechos innecesarios, desecha todo cuanto pueda hacer ruido y, por encima de todo, extrema la elaboración de tu camuflaje personal. Piensa en el terreno por el que vas a moverte y camúflate en consecuencia. 

Una vez en movimiento, haz un uso inteligente del terreno que vayas encontrando. La mayoría de las infiltraciones, salvo aquellas que obliguen a pasar por zonas muy cerradas (la selva secundaria, por ejemplo), se llevarán a cabo de noche. Las posibilidades de que te envíen a territorio enemigo en pleno día son muy remotas. Por tanto, debes hacer unos preparativos parecidos a los de una misión de patrulla nocturna. 

Planifica con extrema atención toda la ruta que vas a seguir. Los miembros de tu unidad deben estar informados sobre qué han de hacer si —pese a todas las precauciones que se tomen— se produce un contacto con el enemigo. Piensa en la reacción del grupo ante una emboscada, o cuando uno de sus integrantes resulte herido, o si alguien dispara accidentalmente una bengala colocada por el enemigo. Y no acaban aquí las eventualidades que deben tenerse en cuentan antes de la misión, y para las que se debe tener preparado algún tipo de reacción inmediata. 

La infiltración significa dividir la unidad en partidas menores que puedan llegar hasta el objetivo sin ser observadas, para después reagruparse en un elemento táctico dado que, consiguiendo una sorpresa completa, pueda ocupar un trecho de terreno o efectuar un ataque. Esto supone la inserción en pequeñas patrullas de dos, tres o cuatro hombres cada una. Éstas tendrán una composición parecida a la de las partidas de reconocimiento, pero lo más indicado es que sean de cuatro componentes para que posean un valor operativo mínimo. En efecto, los grupos de menos de cuatro hombres carecen de la flexibilidad suficiente para poder valerse en caso de apuro. 

Dependiendo de la misión, los cuatro hombres de la partida deben pertrecharse de forma que el equipo de uno supla las carencias del que lleva el otro. Por ejemplo, un hombre puede llevar la radio; otro, material de vigilancia nocturna; un tercero, el equipo de primeros auxilios; y el último puede ocuparse de la orientación. En la mayoría de las circunstancias será suficiente con que cada grupo lleve una ametralladora ligera de 5,56 mm

Ataque y retirada 


La infiltración puede utilizarse para efectuar un ataque nocturno. En este caso, lo más probable es que los elementos que se reagrupen en el punto de reunión (PR) establecido sean pelotones completos. Un ataque nocturno lanzado desde la primera línea del frente (PLF, la que ocupan las tropas propias) no representa un problema excesivo. Las unidades pueden llegar agrupadas al PR. Sin embargo, si el objetivo está a cierta distancia de la PLF, en primer lugar habrá que asegurar el PR. Para ello será necesario infiltrar un pelotón o una sección a través de la tierra de nadie hasta un punto muy cercano al enemigo. Las patrullas y equipos de vigilancia de éste complicarán la cosa, de modo que las partidas deberán llegar hasta el lugar en grupos muy reducidos. Una vez en el PR, se reagruparán y se prepararán para el ataque. 

También la retirada puede hacerse en forma de infiltración o, para ser más precisos, de exfiltración. A menos que uno se vea obligado a replegarse de día, deberá procurar retirarse de noche, situación en la que hay más posibilidades de confundir al enemigo sobre dónde y cómo se está produciendo la operación. El procedimiento normal es replegarse desde atrás hacia adelante, dejando los elementos avanzados en sus puestos hasta el último momento. Con suerte, esto engañará al enemigo sobre lo que está sucediendo, pues todavía estará en contacto con los elementos avanzados. Sin embargo, si el enemigo llega a descubrir que está siendo objeto de una maniobra diversiva, las fuerzas que se hayan dejado atrás hasta última hora pueden encontrarse en una situación realmente seria. En efecto, se verán obligadas a retirarse defendiéndose del empuje del avance enemigo y les será muy difícil romper el contacto. En el caso de que te encuentres en estas circunstancias, ten prevista la retirada hasta un punto de reunión preestablecido en el que toda la unidad pueda ser rápidamente exfiltrada. Dependiendo de los efectivos enemigos en las inmediaciones, ello puede obligar a dislocar la unidad en secciones, pelotones e incluso escuadras para facilitar su salida sin ser detectadas. 

Al estilo guerrillero 

La infiltración suele ser usada por las fuerzas guerrilleras para pasar contingentes de tropas a través de zonas controladas y dominadas por las fuerzas de seguridad. En un área en la que operen normalmente las guerrillas, cualquier grupo de hombres, tanto uniformados como no, despertará una gran y lógica sospecha. 

Ha habido organizaciones guerrilleras que acostumbraban a infiltrar sus hombres de uno en uno durante cierto periodo de tiempo hasta una área de espera en la que se agrupaban y preparaban para el ataque. Al mismo tiempo, se alertaba a los simpatizantes locales para que alimentasen, ocultasen y transportasen a los infiltrados. Una vez concentrado el número de hombres necesario, el grupo llevaba a cabo su acción y era exfiltrado de la misma manera, aunque ahora era mucho más difícil, pues las fuerzas de seguridad estaban sobre alerta. La táctica guerrillera más usual era permanecer ocultos durante cierto tiempo después del ataque antes de intentar abandonar la zona. La guerrilla es maestra consumada en la técnica de la infiltración gradual. 

Los soldados de operaciones especiales, los pilotos derribados tras las lineas enemigas y los prisioneros de guerra que consiguen evadirse de sus captores emplean también técnicas de infiltración para alcanzar su objetivo. Cualquier grupo de hombres que se escinda en partidas menores para reducir las posibilidades de ser detectado, y tenga previsto reagruparse en un punto dado, se está infiltrando. Abundan las historias de aviadores aliados que, durante la II Guerra Mundial, por parejas o en solitario, cruzaron la Francia de Vichy o la ocupada por los alemanes hasta la seguridad de Suiza o España. 

Las fuerzas especiales que operen tras las lineas enemigas deberán ser infiltradas y, de ser posible. también exfiltradas. No se sabe demasiado sobre las acciones del SAS en las Malvinas antes de la invasión británica, pero sí que estaban en las islas tres semanas antes de que se produjesen los desembarcos principales. Por la cantidad de información precisa que obtuvieron en ese tiempo, se cree que se infiltraron tras las lineas argentinas. 

Por tierra y aire 


La infiltración no debe hacerse necesariamente a pie, aunque éste es, por supuesto, el método más fácil y silencioso. Cuando se opera en regiones muy abiertas, incluso desoladas, puede pasarse por las áreas "ocupadas" por el enemigo a bordo de vehículos. 

El ejemplo más claro de esto fue el Long Range Desert Group, el predecesor del SAS. Durante la II Guerra Mundial, esta unidad heterogénea se movió miles de kilómetros por los desiertos del norte de África, ocultándose de día en los accidentes del terreno o bajo camuflaje, y avanzando de noche. Utilizando tácticas de infiltración, atacó con casi total impunidad líneas de suministro, aeródromos, puestos de mando y otros objetivos enemigos. Actuando así, causó una conmoción y unos daños desproporcionados. 

Un ejemplo más reciente es la forma en que las fuerzas británicas consiguieron infiltrarse de noche entre las líneas argentinas en las Malvinas para lanzar ataques desde direcciones inesperadas. Esto se conseguía después de días, incluso semanas, de paciente reconocimiento de rutas a cargo de pequeñas partidas nocturnas que después guiaban a la fuerza principal a través de los campos de minas hasta un punto de reunión desde el que se lanzaba el ataque. Si los pilotos cuentan con gafas de visión nocturna, la infiltración de noche puede hacerse incluso en helicóptero. Una fuerza de entre seis y ocho helicópteros de tipo Puma puede llevar una compañía de infantería a través de la PLF hasta territorio enemigo para realizar un ataque sorpresivo contra una instalación vital Volando individualmente y muy bajos, pueden confundir, e incluso evadir, a los radares hostiles para después converger sobre el objetivo. 

Otras unidades que practican constantemente la infiltración son las de reconocimiento formadas por vehículos acorazados ligeros y Jeeps. Su misión implica operar casi en contacto con el enemigo para identificar sus ejes de avance. En consecuencia, habrá ocasiones en las que sean flanqueadas, rebasadas o rodeadas. Su único recurso es romper el contacto por exfiltracíón. 

Consejos

1. Planifica cuidadosamente la ruta que vayas a seguir, ayudándote de toda la información disponible. 

2. El personal debe estar bien informado y hay que ensayar la forma de pasar a través de las lineas. Se estará muy cerca del enemigo, así que no puede haber margen para el error. 

3. Hay que saber qué hacer ante cualquier eventualidad, sobre todo si se sufre un ataque nocturno. Todo esto ha de ser ensayado, preferentemente con munición real. 

4. El movimiento silencioso y un buen camuflaje personal son elementos vitales. 

5. El equipo de cuatro hombres es la menor unidad viable para la misión. 


- Créditos de las fotos (por orden de aparición):

Damarko Bones / II Marine Expeditionary Force / USMC

Tony Simmons / I Marine Expeditionary Force / USMC

Delia Marchick / 341st Missile Wing Public Affairs / USAF


M.A.S.H.A

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